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Este es el último de los sermones que voy a estar dando de este tema, resolviendo conflictos, y vamos a estar viendo del bosquejo. Ustedes tienen el bosquejo, todos, o deben tener, está en el boletín. Vamos a estar viendo el punto 4 esta tarde. Vamos a dar un repaso breve de los puntos anteriores, para luego enfocarnos en el punto cuatro, que es el arrepentimiento y la reconciliación. Así que en estas semanas hemos estado viendo cómo debemos resolver conflictos. ¿Qué dice la Biblia de eso? Y obviamente en la cultura, en nuestras vidas, normalmente tenemos muchas maneras egoístas, muchas maneras humanistas, por decir, de resolver conflictos. Pero en sí, esas maneras no resuelven conflictos. Más bien, generan más y dejan el conflicto ahí. Así que, por naturaleza, no somos personas de humildad ni de amor. Somos personas que nos enfocan, que enfocamos en nosotros mismos. Así que en este sermón es lo que hemos estado viendo. La verdad principal es en todo lo posible. Dios nos llama a vivir en armonía con nuestros hermanos. Y esto incluye el resolver conflictos entre nosotros en amor y humildad. Dependiendo del conflicto puede ser pasado por alto o tratado conforme el proceso bíblico de reconciliación. En el primer punto, brevemente, hemos visto humildad y amor. Se requiere la humildad verdadera y eso comienza con reconocer quién soy yo delante de Dios. Vimos ese versículo, Isaías 66, 2, que dice que Dios mirará al que es humilde y contrito de espíritu, que tiembla ante la palabra, ante su palabra. Así que la humildad verdadera comienza con ese reconocimiento de quienes somos delante de Dios. Luego continúa con tomar el lugar de segunda importancia. La humildad no solo es reconocer quién soy delante de Dios, más bien también tiene que ver con ponerme al servicio, poner los gustos, los deseos, las necesidades de otros delante de las mías. Y con la humildad bíblica verdadera, sí podemos ir resolviendo conflictos. Luego vimos que es el amor y el amor es querer el bien de la otra persona. El amor se basa en la ley de Dios, como dice en Romanos 13, el amor no hace mal al prójimo. Por tanto, el amor es el cumplimiento de la ley. que habla de la paciencia del amor. Él es bondadoso. El amor no es arrogante. No busca lo suyo. Y varias otras cosas hemos visto. Así que con esa base de la humildad y esa base del amor, podemos ir resolviendo conflictos. Sin esa base, realmente, va a ser en vano. Van a estar generando más conflictos que resolviendo. En el segundo punto hicimos la pregunta, ¿es pecado o preferencia? Muchas veces hacemos lío de algo que es meramente algo de preferencia y aún hacemos más lío de algo que es preferencia de algo que es pecado en muchas instancias. Así que la Biblia nos llama a ser los pacificadores, los que no estamos buscando lo nuestro, nuestra propia preferencia. Y eso obviamente está construido sobre la base del primer punto, que es la humildad y el amor. Necesitamos ir evaluando, aun si es pecado, si es algo que debo pasar por alto. En Proverbios 19 y 11 dice, la discreción del hombre le hace lento para la ira y su gloria es pasar por alto una ofensa. Así que aún en muchos casos, aún si es un pecado no de gran importancia, lo mejor es pasar por alto. Y la madurez de una persona se refleja en no ser tan sensible y fácilmente ofendida. Puede haber una razón, sí, para ofenderse en muchos casos, pero madurez es no ofenderse, sí, tan fácilmente. La madurez es tener paciencia e ir trabajando los asuntos pensando cuál realmente se necesita hablar. La semana pasada vimos la confrontación bíblica. Y la confrontación bíblica tiene el fin de corregir y ayudar a crecer al hermano, a nuestros hermanos, nosotros mismos, en comunión con el Señor. Romanos 15 a 14, un versículo que vimos la semana pasada, dice, en cuanto a vosotros, hermanos míos, yo mismo estoy también convencido de que vosotros estáis llenos de bondad, llenos de todo conocimiento y capaces también de amonestaros unos a otros. Y la ayuda mutua no solo es de los pastores, de los líderes hacia los miembros, más bien es uno al otro. Los miembros entre sí, el liderazgo con los miembros, los miembros con el liderazgo. Y vimos también la semana pasada lo que dice Mateo, respecto a cómo debemos ir resolviendo situaciones que necesitamos conversar, resolver. Y el primer paso no es ir chismeando, como muchas veces hacemos. Ese no es el primer paso de resolver conflictos. El primer paso más bien es ir conversar con el hermano. Y muchas veces también hay malentendidos aún de cosas que a veces estamos seguros. Pero es ir, conversar con el hermano, y si realmente es un asunto que se tiene que tratar y el hermano no reacciona, es ir conforme también a lo que dice en el Antiguo Testamento. Llevar uno o dos como testigos. para dar realmente peso a la seriedad del asunto y también a la veracidad de eso. Y eso en sí nos ayuda a nosotros mismos a evaluar si el asunto es tan grave, tan importante, que requiere llegar a ese punto. Luego, en el pasaje de Mateo habla también de llevarlo delante de la iglesia para que todos los hermanos se involucren en ayudar a la hermana. Recuerden que todo este proceso no es para hacerle mal al hermano, no es para humillarlo por decir, más bien es para corregirlo y para él su crecimiento y su corrección. Si no reacciona Obviamente, el pasaje en Mateo también nos dice que debemos tratarlo como si fuera una persona inconversa. ¿Por qué? Porque no está reaccionando como debe reaccionar frente a una amonestación bíblica que es acompañada por el poder de Dios. Así que esos son los pasos que nosotros debemos estar tomando para ayudar a nuestro hermano. Nuestro deseo siempre debe ser el deseo que Dios mismo tiene. Y también vamos a estar viendo ese deseo hoy día que es su deseo. Su deseo es el bien de esa persona que está en pecado. Es la purificación de su cuerpo en amor. Así que eso es lo que hemos estado viendo en los sermones anteriores. Hoy día vamos a estar viendo el arrepentimiento y la reconciliación. Y en sí, hay tres puntos, tres aspectos de eso que vamos a estar viendo. El arrepentimiento, el perdón y la reconciliación. Así que vamos a estar viendo esas tres cosas esta tarde. Comenzamos pensando un poco en el arrepentimiento bíblico. En el pasaje que hemos visto la semana pasada, por un buen tiempo, en Mateo capítulo 18, Mateo capítulo 18, versículo 15, dice, y si tu hermano peca, ve y repréndelo a solas. Si te escucha, has ganado a tu hermano. En este versículo no se usa la palabra arrepentimiento, pero el concepto está ahí. Las palabras si te escuchan hacen referencia a un arrepentimiento. Cuando hablamos de escuchar en este contexto, no solo estás hablando de escuchar con los oídos, es realmente recibir el mensaje y tomar la acción apropiada. Porque, ¿qué dice después de eso? Has ganado a tu hermano. ¿Qué quiere decir eso? Que el conflicto, el pecado, ya ha sido, por decir, tratado correctamente. Ya ha habido el debido reconocimiento y reacción de parte de la persona. Escuchar una reprensión y aceptarlo es arrepentimiento. El Nuevo Diccionario de la Biblia explica el arrepentimiento de esta forma. Viene a ser el acto del hombre mediante el cual siente pena y dolor por los pecados cometidos contra Dios, los confiesa y decide volverse por completo hacia él para ponerse bajo su señorío. Y en esa definición está hablando de un arrepentimiento para salvación, pero está hablando de volver de lo que estaba haciendo para tomar un nuevo nuevo camino, un camino correcto bajo el señorío de Dios. En general, el arrepentimiento es estar de acuerdo con Dios de lo que Él dice es pecado y de lo que Él me está observando. Obviamente, Dios por medio de su hermano en este caso. Muchas veces nuestro pecado es que nosotros no estamos dándole el peso hasta que estamos confrontados de esa forma. Vamos a ver cuatro pasajes de que hablan del arrepentimiento. Los primeros dos, del arrepentimiento a la salvación, y eso es para ayudarnos a entender qué es el arrepentimiento. Porque en el contexto de estos mensajes, más que todo estamos hablando de creyentes. Pero en estos primeros dos, nos ayuda a entender el concepto. Hechos, capítulo dos. Hechos, capítulo dos. El ciclo treinta y siete y luego treinta y ocho hechos capítulo dos. Treinta y siete al oír esto y eso es después de escuchar el mensaje de Pedro. respecto a lo que ellos habían hecho a Jesucristo. Al oír esto, confundidos de corazón, dijeron a Pedro y a los demás apóstoles, hermanos queremos y Pedro les dijo arrepentidos y ser bautizados cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de vuestros pecados. Y recibiréis el don del Espíritu Santo. Aquí, ¿qué es lo que pasa? Al oír el mensaje de Pedro respecto a su pecado, dice, confundidos de corazón. Es decir, ellos entendían y sentían dolor por lo que ellos habían hecho. Y Pedro les dijo arrepentidos. Y esto tiene que ver con volver de esa maldad que habían hecho. El segundo pasaje se encuentra en Ezequiel, en el Antiguo Testamento. Ezequiel, capítulo 18. Ezequiel, capítulo 18. Y versículos 30 a 32. Ezequiel 18, 30 y 32. Y este pasaje realmente vale leer todo el capítulo. Porque habla de estar haciendo la maldad y volver de eso. Y también otros ejemplos. Y dice al final de este capítulo, por tanto, versículo 30, capítulo 18, es decir, que por tanto os juzgaré a cada uno conforme a su conducta o casa de Israel, declara el señor Yahweh arrepentidos y apartados de todas vuestras transgresiones para que la iniquidad no sea piedra de tropiezo. Arrojad de vosotros todas las transgresiones que habéis cometido y hacéis un corazón nuevo y un espíritu nuevo. ¿Por qué habéis de morir, casa de Israel? Pues yo no me complazco en la muerte de nadie, declara Yahweh Dios. Arrepentíos y vivid. Este pasaje termina con unas palabras muy conmovedoras. en la última parte del siglo 31. Por qué habéis de morir casa de Israel? Yo no me complasco en la muerte de nadie, declara señor Yahweh. Arrepentíos y vive. Dios muestra su corazón de compasión para con el pecador en este pasaje. Y en todo lo que vamos desarrollando, cuando estamos hablando, llamando a otro al arrepentimiento, eso también debe ser nuestro corazón. Su bien, como este pasaje está hablando. Voy a citar algo del comentario bíblico Mundo Hispano respecto a este pasaje. A partir de la afirmación del juicio por su propia actuación, los desafía a una serie de acciones para evitar el mismo, es decir, el juicio de Dios. Ahí son cuatro imperativos. Arrepentidos, volver, echar y adquirir. Que representan tres verbos. arrepentidos y volver son variantes del mismo verbo que definen de manera clara el camino de la vida que Dios quiere que su pueblo tome y al final también el profeta dice una acción positiva adquirir un corazón nuevo y un espíritu nuevo Desde una perspectiva cristiana, este comentario dice, creemos que no podemos en sí darnos a nosotros mismos un corazón nuevo. Lo que está diciendo el profeta aquí para explicar es que el pueblo debe reorientar su vida. Tanto la palabra corazón como espíritu El corazón se refiere a la voluntad y el espíritu se refiere a la disposición. Muestran que este cambio de disposición debía comenzar en la vida interior para luego traducirse en acciones concretas. Así que alejándose de lo anterior y haciendo lo nuevo. Entonces, esos dos pasajes hablan de qué es arrepentimiento. Volver de lo anterior, lo que hacías mal, a Dios para seguirle y ponerse debajo de su señorío. Nuestro tema en sí está enfocado más en creyentes. Y por definición, un creyente su vida ha sido reorientada hacia Cristo. Entonces, ya ha dado la vuelta de 180 grados para Cristo. el arrepentimiento para un creyente similar, aunque solo es volver de una desviación, una desviación del camino recto. No es una reorientación total. Dos pasajes que hablan de eso. El primero de Juan 1.9, un pasaje muy muy conocido que habla de la confesión, que es parte del arrepentimiento. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonarnos y para limpiarnos de toda maldad. Una parte del arrepentimiento es a confesar nuestro pecado. Luego Apocalipsis 2, y eso está hablando a la iglesia en Éfeso, en Éfeso dice recuerda perdón Apocalipsis 2 versículos 5 versículos 5 de Apocalipsis 2. Recuerda, por tanto, de dónde has caído y arrepiéntete, y haz las obras que hiciste al principio. Si no, vendrá a ti y quitaré tu candelabro de su lugar. Si no, te arrepientes. Recuerda, dice otra vez, por tanto, de dónde has caído y arrepiéntete. Es decir, estabas en buen camino antes, pero algo ha pasado. Volvé de ese mal camino en el cual estás. Y esto está dirigido a la iglesia en Éfeso, a los creyentes ahí. Así que el arrepentimiento es volver de ese mal camino que estaba tomando. En lo que estamos viendo de la resolución de conflictos, la persona o personas en pecado tienen que reconocer su maldad, volver de esa maldad tomando un rumbo nuevo. Y en este momento solo quiero aclarar algo antes de pasar a pensar en el perdón bíblico. Muchas veces en nuestras vidas tenemos patrones de pecado. Tenemos patrones de pecado contra los cuales luchamos. El arrepentimiento verdadero no quiere decir que jamás voy a cometer tal pecado. Tal vez es la mentira, enojarse, otra cosa. A menudo se escucha lo siguiente cuando estamos hablando de otra persona. Si realmente se arrepintió de lo que hizo, no habría vuelto a hacer lo mismo. Decimos esto cuando estamos hablando de otras personas. Pero cuántas veces nosotros caímos en nuestros hábitos de pecado sin darnos cuenta, sin decir lo mismo de nosotros. Recuerden que el amor, la humildad es tener paciencia para con el hermano. Cuando hablamos del arrepentimiento es un reconocimiento. Y sí, es una determinación de ir luchando contra ese pecado. Hay varios versículos que hablan de eso. No voy a citarlos. Ustedes pueden ver Romano 7, habla mucho de eso, de la lucha contra el pecado. Efesios 6, 10 a 12, habla de la lucha en la cual estamos. Primera Corintios 9, al final del capítulo, Pero debemos entender que nosotros luchamos contra pecados. Así que el arrepentimiento verdadero no quiere decir que jamás voy a caer, más bien quiere decir que estoy tomando la determinación en el poder de Dios de ir luchando y lo que se va a ver de un creyente verdadero es que sí, va a ir ganando la victoria. Y por ejemplo, una persona que siempre se enoja con sus hijos, siempre les está gritando, cada día, cada rato, cuando el Espíritu de Dios va obrando en su vida, ya va a estar dejando ese patrón atrás. Y a veces Dios tiene la misericordia para quitar tales hábitos de un día al otro. Pero muchas veces tenemos que ir luchando. Así que progresivamente esa persona va a ir dejando, va a ir reconociendo la maldad de eso y va a ir tomando las acciones positivas para combatir. en comunión con sus hermanos, con su cónyuge, con los hermanos de la iglesia, que le ayude a reconocer esa maldad. Así que quiero que nosotros tomemos eso en cuenta, pero no es el arrepentimiento verdadero, no es decir, bueno, así soy yo, ¿qué puedo hacer? Eso no es el arrepentimiento. El arrepentimiento es ver la maldad, sentir dolor por la maldad y estar tomando los pasos positivos para combatir esa maldad. Y eso es lo que estamos viendo en el capítulo cuatro de Efesios, en la serie que estamos viendo. Cuando yo vuelva a tomar eso en estas semanas. Pasamos a un pasaje más antes de pensar en el perdón. Proverbios 15. Proverbios 15, versículo 31. Proverbios 15, 31 hasta 33. El oído. Proverbios 15, 31, 33. El oído. que escucha las reprensiones de la vida morará entre los sabios. El que tiene en poco la disciplina se desprecia a sí mismo, mas el que escucha las reprensiones adquiere entendimiento. El temor de Yahweh es instrucción de sabiduría y antes de la gloria está la humildad. Otra vez el 32 especialmente el que tiene poco la disciplina se desprecia a sí mismo. Si no escuchas las las reprensiones. Obviamente tú eres necio y aquí también la Biblia dice desprecias a ti mismo. más el que escucha las reprensiones adquiere entendimiento. Y obviamente estamos hablando aquí de reprensiones bíblicas. Conforme a la palabra. Así que el arrepentimiento, el primer paso en el sentido de que cuando resolvemos un conflicto haya, después de escuchar la reprensión, hay arrepentimiento. Luego tiene que haber el perdón bíblico. ¿Qué es el perdón bíblico? Otra vez cito el Nuevo Diccionario, dice el perdón es el acto de no retribuir las ofensas con el castigo merecido. El perdón es el acto de no retribuir las ofensas con el castigo merecido. El perdón tiene que ver con soltar la deuda. Cuando cometemos pecado, hay una deuda real que se incurre. Hay una deuda real. El pecado Es incurrir, es caer en una deuda para con la persona. Obviamente primero con Dios y luego con la otra persona. El perdón tiene que ver con cancelar, soltar esa deuda, no cobrar esa deuda. Es importante entender que en sí el perdón muchas veces se confunde con olvidar. No es en sí olvidar en el sentido de jamás traer o recordar. Muchas veces el pecado tiene consecuencias. Y las consecuencias son diferentes que cobrar deuda. Dios mismo muchas veces dice en su palabra, por ejemplo, con David te he perdonado, pero estas son las consecuencias. Así que la consecuencia de pecado Es diferente de cancelar la cuenta. El perdón tiene que ver con, explicándolo de una forma más amplia, tiene que ver con no mantener la cuenta. No mantener la cuenta en contra de la persona. Y J. Adams lo describe de esta forma. No voy a mantener la cuenta en mi propia mente para meditarlo. para ir masticando, meditando la maldad que he sufrido, para ir rumbo a la amargura. El perdón es luchar. para no meditar eso. Es meditar más bien la misericordia, la paciencia de Dios en mi propia vida, para tener esa misma misericordia en la vida de otro. Es meditar el perdón de Dios para conmigo, para extender ese mismo perdón. Así que el perdón verdadero tiene que ver con no ir meditando Masticando, entrando en la autocompasión por lo que he sufrido. El perdón tiene que ver, o segundo, el perdón tiene que ver con no ir cobrando la deuda con la persona que me ha ofendido, que me ha hecho el mal. Muchas veces que es nuestra tendencia, en un momento oportuno le echamos en cara diciendo tú has hecho esto. Así que ya es el momento de cobrar la deuda. Ya que me has hecho eso, vas a hacer esto. Eso es la paga. No, el perdón no es echarle en cara la maldad recibido, como para cobrar la deuda. No mantengo la cuenta. Y muchas veces, en muchos matrimonios, ¿qué es lo que pasa? Algo leve pasa y luego ya hay una gran discusión. Y van sacando toda la basura del pasado, cada uno en contra del otro. Eso es mantener la cuenta y no es perdón. En sí, eso es pecado. Es pecado mantener la cuenta de esa forma. Eso no quiere decir, cuando decimos que no le echamos en cara, eso no quiere decir que puede haber momentos de conversar de ese pecado. Hay maneras de conversarlo sin echárselo en cara. Hay maneras de hablar de patrones de pecado, de un pecado serio que sí tiene consecuencias legítimas. Hay maneras de hablar de eso sin cobrar la deuda. ¿Y cuál es el fin de hablar? Es de ayudar al hermano. Es para su santificación mutua. Pero muchas veces, aun con mencionar, por ejemplo, un pecado, alguien dice, ya me estás cobrando la deuda. Cuando, para una persona que realmente quiere ayudar, puede ser que no, solo está queriendo ayudar. Y la tercera parte del perdón tiene que ver con otras personas. No voy a estar chismeando, difamando a la persona, porque eso también es otra forma de cobrar la deuda. Porque hay una, otra vez, un pecado. Incurre una deuda real. Pero, y cuando voy chismeando, Es cobrar, es decir, cobrando la deuda. No es perdón. Eso no es perdón. Cuando vamos recontando de una forma para difamar, pero luego decimos, pero le he perdonado. Es mentira. Así que debemos entender eso. Nuestro ejemplo de perdón es Dios mismo. Dice en Hebreos 8, 12. Hebreos 8, 12. Pues tendré misericordia de sus iniquidades y nunca más me acordaré de sus pecados. tendré misericordia de sus iniquidades, es decir, no voy a tratarlos conforme a lo que han hecho, y nunca más me acordaré de sus pecados. Cuando dice que Dios se olvida de esa forma, no se acuerda, ¿eso quiere decir literalmente que se ha borrado del conocimiento de Dios? No, no es así. Quiere decir que Dios está tomando la decisión de no tomar nuestros pecados en nuestra contra. De tomar en cuenta contra nosotros nuestros pecados. Y Romanos 4, 7 y 8 dice lo mismo. Romanos 4, 7 y 8. Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades han sido perdonadas y cuyos pecados han sido cubiertos. Bienaventurado el hombre cuyo pecado el Señor no tomará en cuenta. Y eso es perdón. Dios ya no nos toma en cuenta nuestro pecado. Pasamos a uno de nuestros textos de base, esta ahorita, Colosenses 3, Colosenses 3, versículos 12 a 14. Colosenses 3, 12 a 14. Dice, entonces, como escogidos de Dios, santos y amados, revestidos de tierna compasión. bondad, humildad, mansedumbre, mansedumbre y paciencia, soportándoos unos a otros y perdonandoos unos a otros. Si alguno tiene queja contra otro, como Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. Y sobre todas estas cosas, vestidos de amor, que es el vínculo de la unidad. Y este pasaje pone la base del perdón en esa lista también como vamos conversando. Habla de tierna compasión. No es verticalidad con el hermano. Toma en cuenta la situación, la lucha. ¿Cómo es el hermano? Habla de bondad, habla de buscar el bien del hermano, habla de humildad y mansedumbre, que reconoce quién soy yo y también me pongo al servicio del hermano. Habla de paciencia y aún también dice, habla de soportaos unos a otros. ¿Qué es soportar algo? Cuando soportamos algo, ¿es algo a nuestro agrado? Para nada. La paciencia y más el soportar algo tiene que ver con aguantar bajo algo que no es a nuestro agrado. Y así que, en este contexto, está hablando así. Y con eso tiene que ver con, dice, perdonándoos unos a otros. Si alguno tiene queja contra otro, como Cristo, os perdonó. Y eso es lo que hemos estado diciendo. No mantener la cuenta en su contra. Eso es el perdón. Y eso es el perdón que nosotros hemos experimentado de Dios. Voy a mencionar tres cosas brevemente antes de pasar al próximo punto que es la reconciliación. ¿Qué tal si la persona no pide perdón? ¿Qué tal si la persona no pide perdón? Bueno, en el ejemplo tenemos Cristo y podemos usar eso y también podemos pensar en la reconciliación en este punto. ¿Cristo perdona a alguien que no se arrepiente? No. No extiende perdón a uno que no se arrepiente. El perdón verdadero se lleva cuando realmente nos ponemos de acuerdo. Uno sí puede pasar por alto algo, como hemos dicho. Si es algo de preferencia o otro pecado, por decir de menor importancia. Pero sin arrepentimiento no puede haber perdón ni reconciliación. Los tres van juntos. Pero debo aclarar, uno puede tener y tiene que tener la misma actitud de Dios, una actitud perdonadora. Es decir, en el momento que viene, sí, le voy a extender el perdón. Y con esa actitud voy en sí a estar haciendo casi lo mismo que estuvimos hablando, que es el perdón. No vamos a ir chismeando, no vamos a ir cobrando la deuda. Vamos a tratarlo con misericordia, con amor, buscando su bien. Pero si no hay ese... llegando a un acuerdo de lo que ha pasado en cuanto al arrepentimiento, no puede haber una reconciliación verdadera. Y yo sé que eso es un debate, pero yo voy a dejarlo en eso. Tal vez un día vamos a conversar más de eso. Pero cuando hablamos de arrepentimiento, del perdón, el perdón verdadero se extiende cuando realmente puede llevar a una reconciliación. conforme a lo que vamos a estar conversando en unos minutos. Segundo, el perdón implica, como he dicho, olvidar en el sentido de jamás vendría a la memoria. En muchos casos eso pasa, pero en otros casos no. No implica eso. Hay dificultades y pecados que en esta vida no se olvidarán. El perdón es lo que nosotros hacemos con esas memorias. Es seguir diciendo, no voy a sacarlo en cuenta o en su contra. El perdón es seguir tomando esa misma acción. para vivir diariamente conforme a esa realidad. Eso es el perdón verdadero. Y el perdón, dependiendo del caso, puede ser, sí, una lucha. El vivir en la amargura, voy a hacer la pregunta, ¿vivir en la amargura es pecado? Sí, es pecado. Y vivir en la amargura muchas veces tiene que ver con masticar un pecado que otro ha cometido contra mí. Eso es pecado. Así que, aun si no olvido, no voy a vivir masticando, cayendo en la amargura. Tercero, y lo más importante de estos tres puntos breves que estamos viendo al final de qué es el perdón, hemos estado viendo en estos sermones Mateo 18, 15 a 20. Quiero que pasen a los últimos versículos de ese mismo capítulo. Este es un contexto, pero muchas veces separamos el contexto. Pedro, después de escuchar esa enseñanza de Mateo 18, 15, 20, Pedro le pregunta a Jesús cuántas veces tiene que perdonar a otra persona. Y hay que entender que en ese contexto, cuando Pedro le pregunta si lo que Jesús dice, si viene a ti, tienes que perdonar. Si viene a ti, que se arrepiente en el sentido de a decir que lo que ha hecho está mal, dice que Jesús sin límite, perdonar una y otra vez, una y otra vez. Y obviamente en este contexto estamos hablando de un pecado repetitivo. Al final de eso, Jesús le da una parábola y dice en Reciclo treinta y dos, treinta y dos, Mateo dieciocho, treinta y dos. Entonces llamándolo, su señor le dijo, siervo malvado, malvado, te perdoné toda aquella deuda porque me suplicaste. No deberías tú también haberte compadecido de tu consiervo, así como yo me compadecí de ti. Y enfurecido, su Señor lo entregó a los verdugos hasta que pagara todo lo que le debía. Así también mi Padre Celestial hará con vosotros, si no perdonáis de corazón cada uno a su hermano. Así también mi Padre celestial hará con vosotros, si no perdonáis de corazón cada uno a su hermano. ¿Qué es la verdad que este pasaje está enseñando? La verdad es que un corazón no perdonador muestra que no ha entendido su deuda infinita contra Dios, ni ha sido transformado por el poder del Evangelio. Hendrickson dice lo siguiente. Expresada en una forma positiva, la lección principal y única de la parábola es esta. motivada, pero motivado por la gratitud, el pecador perdonado siempre debe tener el anhelo de perdonar a quien quiera que haya pecado contra él y debe hacer todo lo que esté en su poder a fin de producir una reconciliación completa. Otra vez, motivado por la gratitud, el pecador perdonado siempre debe tener el anhelo de perdonar a quien quiera que haya pecado contra él. Y eso va a ser su acción. El que recibe perdón, perdona. Y así que lo más importante debemos entender que no perdonar, vivir en amargura, es una señal que uno no ha recibido el perdón de Dios. Ahora pasamos a pensar en la reconciliación bíblica. ¿Qué es la reconciliación bíblica en el contexto que estamos hablando? Estamos hablando de resolviendo conflictos. Cuando hablamos de resolver un conflicto tiene que ver con conversarlo, llegar a un acuerdo y tener una solución. La reconciliación es a base de lo que hemos visto, es a base de un amor, es a base de la humildad, es a base de confrontar arrepentimiento y perdón. La reconciliación en sí es volver de una relación de enemistad a una relación de amistad. Un diccionario dice lo siguiente. Se reemplaza un estado de enemistad y alejamiento por uno de paz y comunión. Un estado en el cual uno está alejado en enemistad es reemplazado por paz y comunión. Amistad. Eso es la reconciliación. Y recuerden, Mateo 18, 15, si te escucha, has ganado a tu hermano. Y eso está hablando de la reconciliación. Has ganado a tu hermano. La reconciliación es volver de enemistad a estar en paz otra vez. Y uno puede estar viendo el ejemplo que tenemos con Dios. Nosotros en nuestros pecados estamos en enemistad con Dios. Pero por medio de Cristo, por lo que Él ha hecho, por el perdón que recibimos en Él, Dios nos reconcilia consigo mismo. Ya no estamos, cuando ya nos volvemos a ser creyentes en Cristo, ya no estamos en amistad con Dios. Más bien, ya estamos en amistad con Dios. En el segundo de Corintios es un pasaje muy conocido respecto a la reconciliación, hablando de lo que Dios ha hecho en Cristo para con nosotros. Segundo Corintios cinco, dieciocho, diecinueve. Segundo Corintios cinco, dieciocho, diecinueve. Y todo esto procede de Dios. ¿Quién nos reconcilió consigo mismo? Por medio de Cristo. Y nos dio el ministerio de la reconciliación. A saber que Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo. Eso quiere decir judíos gentiles. Dios está en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo. Y aquí es la parte clave. No tomando en cuenta a los hombres sus transgresiones. Y nos ha encomendado a nosotros la palabra de reconciliación. Podemos ser reconciliados con Dios cuando Dios ya no está tomando en cuenta nuestros pecados. Es decir, por medio de arrepentimiento y perdón. Nosotros podemos ser reconciliados con Dios. Ya Dios no nos ve como enemigos, sino como amigos. Cuando hablamos de todo este proceso, no estamos hablando de algo sencillo, fácil. En nuestras relaciones interpersonales, En cuanto al pecado, muchas veces no es lo que queremos hacer. No es algo natural. El no perdonar, el no volver a un estado de reconciliación en todo lo que es a su alcance, porque la reconciliación requiere de las dos partes. Las dos partes tienen que participar en una reconciliación. Pero en cuanto nos corresponde, debemos esforzarnos en eso. No estamos hablando de algo que se puede hacer de un día al otro. Muchas veces, dependiendo del pecado, del patrón, de la seriedad, de las consecuencias, sí, eso puede llevar tiempo. No es que necesariamente es de un día al otro toda la reconciliación, pero la base de la reconciliación está ahí. Con el arrepentimiento, el perdón, ya la base está ahí. Ya uno puede ir trabajando la reconciliación verdadera en nuestras relaciones horizontales con otros creyentes. por nuestras tendencias pecaminosas, y no sólo con la otra persona, sino con nosotros mismos. Yo creo que en todo lo que vamos diciendo, muchas veces pensamos, bueno, yo soy la persona que voy a ir confrontando. Pero muchas veces soy la persona que ha cometido el pecado. Debemos vernos a nosotros mismos en ambos lados. ¿Qué tal si yo soy la persona ofendida? ¿Qué tal si yo soy el ofensor? ¿Qué es la verdadera reconciliación? Por nuestro pecado, tanto de un lado como del otro, muchas veces la reconciliación se hace aún más difícil. Por un lado, luchamos con meditar el pecado. luchamos el por qué del asunto, luchamos con el por qué yo, pero por otro lado luchamos con qué le pasa, por qué no puede perdonar, por qué siempre está hablando de eso. Así que es una lucha, es algo que nosotros tenemos que volver a Cristo y pedirle su ayuda, su poder en eso. Hebreos muchas veces habla del ánimo de ir a nuestro sumo sacerdote. El final del capítulo 2 no vamos a citar ahorita final del capítulo 4. Ahora de quién tenemos para acudir para recibir la ayuda, la misericordia, la gracia que necesitamos en momentos difíciles y seguramente lo que estamos hablando de Arrepentimiento, perdón y reconciliación es algo bastante difícil. Es volver una y otra vez a Cristo para la ayuda necesaria, para luchar la batalla contra los malos pensamientos, contra las cosas que van a impedir eso. Solo una cosa respecto a la reconciliación. Entre los creyentes, entre personas aquí en la tierra, siempre puede haber una reconciliación completa a un estado de donde las cosas estaban antes. Y tristemente, a veces no es posible. dependiendo de lo que ha pasado, del patrón, dependiendo de la seriedad del asunto, hay algunos pecados que en sí, en esta tierra, pueden llevar a cabo, por decir, todo el proceso, pero la relación en sí nunca va a ser lo mismo. y podemos hablar de pecados de homicidio, maltrato, abuso, relaciones ilícitas y otras cosas que legítimamente pueden cerrar la puerta a una relación entre dos personas. Pero el ánimo de eso, que delante de Dios uno puede recibir el perdón y puede ver el pedido, el pedir el perdón y también extenderlo. Y en ese sentido ya el asunto queda resuelto. Y si las personas son creyentes, ¿qué es nuestra esperanza? es que en el cielo todo ese asunto va a ser resuelto completamente. Vamos a vivir en 100% en paz y comunión con todos los hermanos creyentes. En el Antiguo Testamento, Yahweh Dios se llama Yahweh el Sanador, haciendo referencia a una curación física en ese momento. Pero Cristo vino para curar y sanar lo más importante de reconciliarnos con Él y pone la base de reconciliarnos con otros. Así que con eso podemos animarnos y estar seguros de que toda situación aquí en la Tierra sí se puede ser resuelto bíblicamente, aunque en algunos casos sí, no va a ser. La relación no va a ser lo que era antes, pero en el cielo todo eso va a ser resuelto completamente por la sangre y por la obra perfecta de Cristo. Para ir terminando, voy a decir, quiero hacer algunas preguntas. ¿Cómo se trabaja estos asuntos? ¿Cómo vamos a ir trabajando prácticamente lo que hemos estado viendo? El arrepentimiento, ¿cómo se va trabajando eso? Es entender, por ejemplo, lo que Dios dice de una persona que no acepta la corrección. Una persona que no acepta la corrección es una persona necia, es una persona dura. Los proverbios hablan mucho de eso. Dios ha puesto a nuestros hermanos para nuestro bien. Dios usa a los hermanos para corregirlos. El que no acepta la corrección es una persona dura, necia. Reconocer también que muchas veces lo que impide el arrepentimiento es soberbia e egoísmo. Cuando uno no acepta la corrección demuestra que es una persona soberbia. Muchas veces tenemos que luchar también contra ponerse a la defensiva. ¿Qué es lo que hacemos muchas veces cuando alguien quiere corregir algo? Nos ponemos a la defensiva de una forma. Pero no es tan así. Pero por esta razón. O la otra reacción es atacar. Eso es muchas veces aún más, por decir, efectivo. porque ya la otra persona nos observa, ya ir al ataque, porque ya se deja la observación. Obviamente eso para nada es bíblico. Aún si la otra persona, si puedes hacer una observación, ponerse la defensiva o atacar a la otra persona, está mal. Entonces es ir buscando reconocer esos patrones. Otro es meditar bíblicamente en la observación para ver si es verdad. Meditar. A veces la observación no es válida. O no es tal como la otra persona está diciendo. A veces la otra persona dice tienes esa maldad en tu corazón que has hecho eso. Y a veces ni hay maldad en el corazón. Obviamente con un pecado obvio que la Biblia define tal cual si hay maldad en el corazón. Pero a veces aún definimos como pecado cosas que no son pecado. Así que es meditar bíblicamente en la observación. Y también entender lo que Dios dice de cómo pedir perdón. De cómo debo reconocer mi pecado. ¿Cómo podemos ir trabajando el perdón? Primero es entender la enormidad de mi pecado delante de Dios, como termina Mateo 18. Cuando entendemos nuestro pecado contra Dios, extender perdón ya no es tan... bueno, es difícil, pero lo ponemos en perspectiva. Meditar también en la gran misericordia de Dios en tu vida. Cuando no extendemos perdón, ¿sabes lo que estamos haciendo? Somos siendo muy arrogantes. Estamos meditando en cosas muy desviadas. Y eso es otro pecado grave delante de Dios. Cuando no extendemos perdón, estamos pecando contra Dios. Pero aún en eso Dios muchas veces nos tiene paciencia. Meditar en la paciencia de Dios para conmigo aún en eso. Escuchar y meditar en lo que Dios dice en general para reenfocar la mente. Orar por la persona que te ha dañado. Orar por él, por el bien. ¿Qué dice la palabra? Orar por tus, hasta tus enemigos. Aún si la persona no pide perdón, puedes orar por esa persona. ¿Qué tal la reconciliación? Y obviamente el perdón es ir luchando contra, no meditar y sacar en contra, lo cual es la definición de perdón. En cuanto a la reconciliación, es entender Perdón, es buscar oportunidades para restablecer la relación. Si es ofensor, ofendido. Buscar oportunidades de estar juntos y restablecer la relación en todo lo posible. Y la segunda pregunta, ¿qué debe ser nuestro corazón en todo esto? ¿Qué debe ser nuestro corazón en todo esto? Es conforme a lo que leímos en Ezequiel 18, 31 y 32, donde Dios dice, ¿por qué habéis de morir? Casa de Israel. Yo no me complazco en la muerte de nadie. ¿Qué es nuestro deseo muchas veces para otras personas que nos han hecho mal? Su muerte. La desgracia, la maldición. ¿Qué es el deseo de Dios? Que se arrepientan y vivan. Que nuestro deseo sea el bien de la otra persona. Y otra vez, debemos estar entendiendo que a veces somos el ofensor y a veces somos el ofendido. Hay que entender eso. Y debemos, como iglesia, tener esa actitud. No nos es agradable la muerte de nadie. Cuando nosotros como liderazgo, por ejemplo, hemos confrontado algo, nuestro deseo no es que se vayan y sigan ese mal camino. Nuestro deseo es su bien, que vuelven. Y nosotros, aún con personas que nos han hecho mal, debemos decir eso. Porque cuando nosotros hemos hecho esa maldad y recibimos misericordia de otros, ¿cómo nos sentimos? alivio, agradecimiento, ¿no? Por eso. Y eso es lo que debemos extender a otros. Como vamos enfatizando, sólo los creyentes verdaderos, y eso es la base, pueden experimentar una reconciliación verdadera. Es por eso que la base principal de todo lo que vamos viendo es ser reconciliados con Dios, ser creyente, volver de su egoísmo, de su maldad contra Dios para confiar en Cristo. Solo de esa forma uno puede ir en este camino, en el camino de la humildad, en el camino del amor, en el camino de la reconciliación bíblica. Así que en todas las resoluciones de conflictos, nuestro deseo es ver lo que Dios dice, tener la misma actitud que Dios tiene y buscar el bien para los dos y para la corrección y para la santificación del hermano. Vamos a concluir leyendo Colosenses 3, Colosenses 3 de versículo 1. Colosenses 3, si habéis pues resucitado con Cristo, buscar las cosas de arriba donde está Cristo sentado a la diestra de Dios, poner la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra, porque habéis muerto y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo en nuestra vida se ha manifestado, entonces vosotros también seis manifestados con Él en gloria. Por tanto, considerad los miembros de vuestro cuerpo terrenal como muertos a la fornicación, la impureza, las pasiones, los malos deseos y la avaricia, que es la idolatría. Pues la ira de Dios vendrá sobre los hijos de desobediencia por causa de estas cosas, en las cuales vosotros también anduvisteis en otro tiempo, cuando vivíais en ellas. Pero ahora, desechad También vosotros, todas estas cosas, ira, enojo, malicia, maldecencia, lengua suave, suave de vuestra boca. No mintáis los unos a los otros, puesto que habéis desechado al viejo hombre con sus malos hábitos. y os habéis vestido de nuevo hombre, el cual se va renovando hacia un verdadero conocimiento conforme a la imagen de aquel que lo creó. Una renovación en la cual no hay distinción entre el griego y el judío. Circunciso, incircunciso, bárbaro, escita, esclavo libre, sino que Cristo es todo y en todos. Entonces, como escogidos de Dios, santos y amados, revestidos de tierna compasión, bondad, humildad, mansedumbre y paciencia, soportándoos unos a otros y perdonandoos unos a otros. Si alguno tiene queja contra otro, como Cristo los perdonó, así también hacerlo vosotros. Y sobre todas estas cosas, vestidos de amor, que es el vínculo de la unidad y que la paz de Cristo reine en vuestros corazones, a la cual en verdad fuisteis amados en un solo cuerpo y sed agradecidos. Que la palabra de Cristo habite en abundancia en vosotros con toda sabiduría enseñándoos y amonestándoos unos a otros con salmos, himnos y canciones espirituales, cantando a Dios con acción de gracias en nuestros corazones. Y todo lo que hacéis de palabra o de hecho, hacerlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias por medio de Él a Dios, el Padre. Vamos a orar. Gracias Señor por lo que hemos visto. Señor ayúdenos en lo que hemos meditado. Realmente muchas veces no extendemos perdón. Muchas veces no nos arrepentimos. Muchas veces nos ponemos duros contra ti, contra tu palabra. Te pido Señor que tú nos ayudes, tú ablandes nuestros corazones en muchos áreas de nuestras vidas. Sabemos que tú eres nuestro padre, tú eres el padre de todos los que somos creyentes verdaderos y que tú nos vas a disciplinar si somos el ofensor y no nos arrepentimos. o si somos el que ha sido ofendido y no extendemos perdón. Ayúdanos, Señor, a entender que los dos están mal delante de Ti. Te pido, Señor, por lo que hemos estado viendo, que realmente podemos ser personas de humildad, que amamos unos a otros, que tú sigas obrando en nuestros corazones. Señor, ayúdanos a tener esa actitud compasiva con nuestro hermano, buscando su bien, Señor. Buscando su arrepentimiento para vida. Y también para los que no son creyentes, Señor, Para los que nos hacen mal, ayúdenos a tener esa actitud también, buscando su bien, bendiciéndolos, haciéndoles bien, Señor, teniendo esa actitud perdonadora. Gracias, Señor, por lo que hemos recibido en Cristo Jesús. Gracias, Señor, por tu amor, por tu misericordia para con nosotros cada día, Señor. Gracias por todo lo que tú has hecho a favor de nosotros para que pudiéramos ser reconciliados contigo y ayúdanos a ir esforzándonos en nuestras relaciones con nuestros hermanos. Gracias Señor, en tu nombre. Amén.
Resolviendo conflictos #3 - reconciliación Bíblica
Série Resolviendo Conflictos
VERDAD PRINCIPAL: En todo lo posible, Dios nos llama a vivir en harmonía con nuestros hermanos. Esto incluye el resolver conflictos entre nosotros en amor y humildad. Dependiendo del conflicto, puede ser pasado por alto, o tratado conforme al proceso Bíblico de reconciliación.
Escrituras tomadas de La Biblia de las Américas® (LBLA®), Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation. Usadas con permiso. www.LBLA.com
Identifiant du sermon | 1231222317504061 |
Durée | 1:10:34 |
Date | |
Catégorie | Service du dimanche |
Texte biblique | Colossiens 3:12-14; Matthieu 18:15-20 |
Langue | espagnol |
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