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Le damos la bienvenida a la Iglesia Evangélica de la Gracia en Barcelona, España, y le invitamos a que visite nuestra página web por gracia.es. Deseamos que Dios le bendiga ahora a través de su palabra. Señor, te pedimos que la gloria sea dada a ti solamente, por favor. Te rogamos que tú hables a nuestros corazones en esta mañana. nos hagas ver un poco más de tu grandeza, de tu inmensidad, de nuestra pequeñez, de nuestra necesidad de ti y también señor de la misión que tenemos como iglesia de alcanzar este mundo perdido. Tú nos dijiste que somos la luz del mundo, tú nos dijiste que somos la sal de la tierra, queremos ser luz señor, nos ver más y de una forma más clara ese reto que tenemos delante de nosotros. pero sabiendo que es con tus fuerzas, es con tu ayuda, es con tu dirección, es con tu compañía que alcanzaremos hasta el último de la tierra para tu gloria. En el nombre del Señor Jesús. Amén. Os invito a abrir vuestras Biblias de Nuevo Mateo 28. Vamos a estar pasando varias semanas en sus versículos mientras meditamos en la Gran Comisión. y hoy concretamente en una expresión dentro de la gran comisión cuando el señor dice ir por todo el mundo y predicar el evangelio a todas las naciones y nos vamos a quedar hoy con esa frase a todas las naciones que es lo que implica para nosotros que supone como cristianos aquí donde estamos en nuestro contexto en esta ciudad en el siglo XXI predicar el evangelio a todas las naciones Una de las cosas probablemente para un creyente más bonitas de pasear por Jerusalén es encontrarse con creyentes de todo el mundo. Realmente si visitas cualquiera de los lugares emblemáticos, el monte de los olivos o el río Jordán, o si vas al jardín de la tumba, donde creemos que es el jardín de José de Arimatea y estaba allí la tumba del Señor, encuentras creyentes de todas las naciones. En un rincón, orando en chino mandarín, En otro lugar, leyendo la palabra en alemán, hay cultos en cada uno de los rincones donde hay un grupo de creyentes recordando el Evangelio y las grandes verdades del Señor. Oyes no solamente hebreo y árabe yendo por aquellas calles, sino también tagalo y holandés y portugués. Creyentes de todas las naciones y es un ejercicio hermoso para ver hasta donde el Evangelio realmente ha llegado y a cuantas culturas ha impactado. Recuerdo en una ocasión, en este último viaje, bajando por el Monte de los Olivos y escuchar un cántico y al acercarnos eran unos 200 jóvenes que estaban cantando, mirando a Jerusalén, cantando un himno en noruego, en noruego. Hermanos, cuando el Señor Jesús le dijo a sus apóstoles, ir por todo el mundo y predicad el Evangelio, haced discípulos a todas las naciones, a lo mejor alguno de ellos, Pedro tal vez, debía pensar, uy a todas las naciones, pues si yo suspendí geografía primaria. Todas las naciones no sabían donde estaba Noruega. No es que Noruega no existía todavía, estaba la tierra, pero no el país ni la lengua en aquella época. Pero que hermoso pensar que cuando el Señor está compartiendo estas palabras Id a todas las naciones en el corazón de Dios si estaba aquel país y aquellos pueblos vikingos en las lejanas tierras del norte y que el Evangelio debía llegar allí para que un día aquellos jóvenes estuvieran entonando un himno a la gloria de Dios. En el corazón de Dios sí estaban las naciones. Algunas naciones que nosotros no sabíamos ni que existían. Porque el Evangelio era también para ellos. Y la gran comisión nos es dada en plural. Id y predicate. Id y haced discípulos. Ninguno piense que esta es una labor individual. Una vez me encontré con un joven en una conferencia en Estados Unidos, un joven ruso. y me empezó a explicar todos los países a los que había viajado y que estaba contento de estar en Estados Unidos porque aún no había predicado en Estados Unidos y estaba cumpliendo la Gran Comisión porque el Señor le había dicho que debía ir a predicar el Evangelio a todas las naciones. Y yo pensé, ah, ah, no te lo ha dicho a ti solo, nos lo ha dicho a nosotros. ¿Os imagináis que cada uno de nosotros tuviéramos que ir a predicar el Evangelio a todas las naciones? Podía ser divertido, pero sería bastante inútil. a nosotros como iglesia que Dios nos encomienda ir a las naciones. Nos ha encomendado una labor grande el Señor Jesús, extender su gloria a todas las naciones, a todos los pueblos. Pero quisiéramos en el sermón de hoy que no viéramos esto como algo lejano. No, el Señor lo dijo a los apóstoles y el apóstol Pablo ya cumplió con ello, ¿verdad? Ya fue a predicar, ya viajó. sino que lo viéramos como algo cercano. Nos está enviando el Señor, aún hoy, a todas las naciones. Es una tarea que todavía estamos llevando a cabo. Y puede que nos preguntemos, ¿pero no está ya el Evangelio en todas las naciones? ¿No han sido todas alcanzadas con el mensaje del Señor Jesucristo? ¿Qué significa esta expresión? ir por todo el mundo y predicar el Evangelio, ir por todo el mundo y hacer discípulos a todas las naciones. Bueno, esta expresión en el griego, a todas las naciones, pantata etne, la traducimos en nuestra Biblia en castellano a todas las naciones y creo que está muy bien traducida, pero la palabra etne es de donde viene nuestra palabra en castellano etnia, nos podríamos sentir tentados a entender que está hablando de etnias, pero hermanos, si el Señor Jesús estuviera aquí hablando de etnias, el trabajo sería demasiado fácil, porque no hay tantas razas en el mundo. Algunos dividen la humanidad en tres o cuatro razas, otros empiezan a hacer subdivisiones y llegan hasta treinta razas, pero sigue siendo demasiado poco. Ya habríamos cumplido con esa misión de llevar el Evangelio a todas las razas, Solo tendríamos que alcanzar a un nórdico, a un etíope, a un siberiano, a un mediterráneo y ya habríamos alcanzado a todas las razas con el Evangelio. Pero no es esto lo que el Señor tenía en mente. Tenía en mente algo mucho más ambicioso, más grande y más profundo. Ethne en el griego tampoco se refiere a Estado, el país tal como nosotros lo entendemos, porque podríamos decir que el trabajo también está hecho. Hay Iglesia del Señor en todos los países del mundo, por tanto ya hemos cumplido con la Gran Comisión. Existen casi 200 estados en el mundo y podemos decir hay Iglesia del Señor en Japón, en Australia, en Chile, en Brasil, en Nepal, No, hermanos, no. Sigue siendo más profundo y más complejo que eso. Si miramos cada uno de los países y cada una de las tierras del mundo con lupa, veremos que hay mucho más trabajo por hacer. Estados Unidos diríamos que es un país evangelizado, aunque cada vez más nominal, pero hay buenas iglesias, hay buenos seminarios, hay grandes ministerios, pero también hay que alcanzar con el evangelio a la nación apache. a la nación Sioux, a la nación Comanche. Hay muchas iglesias que hacen ministerio de evangelismo y viajes misioneros para alcanzar a esos pueblos. Recordemos el incansable trabajo de David Brainerd para evangelizar a los Pieles Rojas. Entregó su vida por ello. Llegó a traducir el evangelio al idioma de los Pieles Rojas. Y llegó a haber grandes conversiones entre ellos. Pero ese trabajo sigue estando vigente, es un gran reto. Hay que alcanzar con el Evangelio a esas lenguas, a esos pueblos, a esas naciones. Por tanto, el término nación es la mejor traducción aquí para etne, porque nación es ese conjunto de personas alrededor de una cultura y de una lengua. Va más allá de la raza, va más allá del país. Si en el mundo hay unas 30 razas y en el mundo hay unos 200 países, hermanos, en el mundo hay casi 7000 lenguas. 7000 lenguas, de las cuales no tenemos la palabra traducida todavía ni a 3000. Hay un gran reto por delante. Hemos de alcanzar a todos los pueblos con las buenas nuevas del Evangelio. Recuerdo hace años, estuve un verano de voluntario en un centro en Inglaterra, una misión que se llama Wycliffe. Algunos la conoceréis. El ministerio Wycliffe tiene la misión de traducir las escrituras a diferentes idiomas. Entrenan a misioneros en lingüística y luego los envían al lugar. Aprenden la lengua de aquel país. empiezan a traducir la Biblia en la lengua de aquel país, luego enseñan a aquel pueblo a leer su propio idioma para que puedan leer la Biblia. ¿Os imagináis que trabajo tan ingente, tan tremendo? Os recuerdo un verano que estaba allá y de golpe en uno de los descansos que teníamos estaba todo el mundo de fiesta. ¡Lo hemos conseguido! Incluso había un pastel y yo digo, ¿qué celebramos? ¿El cumpleaños de alguien? No, hemos llegado a 2000. la lengua 2000 con las escrituras traducidas. Ya vamos por 2800, pero entonces celebraban la lengua 2000. Hay un gran trabajo por hacer. El Señor quiere que alcancemos todas las naciones, todos los pueblos, todas las culturas, todas las lenguas con el mensaje del Evangelio. porque quiere que su hijo sea glorificado y que todos aquellos que están lejos y perdidos sepan que hay un Salvador. Dios no está interesado en tener sucursales del cielo en cada capital de cada nación o en cada gran ciudad. Nuestra meta, nuestro objetivo es cada nación, cada lengua, cada cultura, para que queden cada uno de ellos maravillados cuando escuchen el mensaje del poder, de la gloria y de la gracia de Dios porque el Padre quiere dar toda la gloria a su Hijo Jesucristo y nosotros debiéramos estar apasionados con lo mismo, con lo que Dios está apasionado que es dar gloria al Señor Jesucristo y eso se logra haciendo que todas las naciones del mundo sepan de Él y de su poder y de su mensaje y de su bondad. Esta pasión por que el mundo conozca al Señor Jesucristo es lo que movió a muchos hombres a traducir las escrituras. John Wycliffe tradujo la Biblia al inglés. Martín Lutero, sin descanso, traduciendo la Biblia al alemán para que su gente la pudiera leer y entender. William Curry, el misionero zapatero, el padre de las misiones, aquel que fue a la India y tradujo las escrituras al bengalí, al sánscrito, a 40 idiomas de la India. Se invita a leer su biografía, es tremenda. Hubo un momento en que se llegó a quemar el centro donde tenía todo el trabajo hecho, perdió gran parte de su trabajo de traducción y volvió a empezar. Y volvió a empezar. Y a nosotros nos cuesta compartir el Evangelio con ese vecino que es marroquí porque no habla muy bien en español. Qué ejemplos de estos hombres para nosotros. Alcanzar a las naciones para Cristo. Estaban llevando una tarea encomendada por Dios. Anunciar el Evangelio. ¿A quién? ¿A Jerusalén? ¿A Judea? ¿A Samaria? Hasta lo último de la vida. para extender la gloria de su nombre. Anunciar el Evangelio encarnando el mismo espíritu misionero de Dios. Hermanos, el más grande de los misioneros es el Señor Jesucristo. Dejó su gloria, dejó su hogar, dejó su padre, dejó su mansión celestial, se hizo como uno de nosotros, vistió como nosotros, habló como nosotros, comió como nosotros, para acercarnos al mensaje de las buenas nuevas. Y en Jesucristo tenemos en esencia lo que un misionero es y lo que todos los cristianos deberíamos ser. Acercarnos con esa actitud de renuncia para ganarles, para Cristo. El corazón misionero de Dios lo vemos en todas las escrituras. Ya en el Antiguo Testamento Dios hace evidente a todos nosotros que Él quiere alcanzar a las misiones con el mensaje del Señor Jesucristo. Cuando Dios le promete a Abraham descendencia, le dice que en sus simientes serán benditas todas las naciones. O sea, Israel todavía no existe y antes de que Israel exista, ya están diciendo para qué existe. Israel existe para ser bendición a todas las naciones. Dios anuncia aun antes de formar su pueblo que de Isaac vendría el Mesías y que ese Mesías sería bendición para todas las naciones de la tierra. Así que abrir el Evangelio de Dios a los gentiles, a nosotros que estábamos lejos, eso no era el plan B de Dios, eso era el plan A. Algunos piensan que el Evangelio era solo para los sólo para los judíos, sólo para los hebreos y delante del rechazo del pueblo de Israel Dios se frustra y dice ¡ay madre, ahora qué voy a hacer! Israel no me quiere. Bueno, ¿sabes qué? Aquí dejo a Israel por un ratito. Plan B, voy a cambiar de mentalidad, venga hay que ser optimistas, ahora todos los pueblos de la tierra. No, siempre fue el plan de Dios, que a través de su Hijo Jesucristo, nacido en Belén de Judá, Las naciones fueron alcanzadas con el mensaje de la bondad de Dios. Ese siempre fue el plan de Dios. Y lo vemos en todo el Antiguo Testamento. El anuncio es constante. Leemos en Isaías 42.6. Yo Jehová te he llamado en justicia y te sostendré por la mano, te guardaré y te pondré por pacto al pueblo por luz de las naciones. El Salmo 86, 9. Todas las naciones que hiciste vendrán y adorarán delante de ti, Señor, y glorificarán tu nombre. Vemos que el nombre de Jehová es proclamado en el Antiguo Testamento ya, es proclamado en Egipto gracias al testimonio de José. Es proclamado en Babilonia gracias al testimonio de Daniel. Vemos que en Abucodonosor se maravilla al ver que Dios está con Daniel. y proclama que se dé gloria a Jehová en todo su imperio, el imperio más grande de la tierra en aquel entonces. Vemos en el antiguo pacto que Dios prohíbe el matrimonio entre sus hijos con naciones extranjeras y el propósito de Dios no es un propósito racial, Dios no está interesado en un Israel puro étnicamente sino en la pureza espiritual de su pueblo. Pero cuando aquellos vienen a la fe de Abraham son incorporados Raab de Jericó, Ruth de Moab, Naaman el Sirio. Aunque algunos hebreos como Jonás no querían que Dios tuviera misericordia para con esos paganos, recordamos Jonás como se enfadaba con Dios y se deprimía, Dios finalmente era bueno con ellos y salvó a Nínive. Y como Dios salvó a Nínive, sigue salvando a muchos de nosotros. Estamos tan lejos del Evangelio como los ninivitas estaban. Esa realidad se hace aún más evidente en el Nuevo Testamento. En un principio Jesús le dice a los suyos no vayáis a los gentiles. ¿Recordáis esta instrucción? Por ejemplo en Mateo 10. Por el camino de gentiles no vayáis. Y en ciudades samaritanos no entréis. Sino id antes a las ovejas perdidas de Israel y yendo a predicar diciendo el reino de los cielos se ha acercado. En primer lugar Israel debe escuchar las buenas nuevas del Evangelio, después las naciones. Pero que las naciones escuchen el Evangelio no es que Dios haya cambiado de idea, es parte del plan, primer Israel y luego a través de Israel las naciones han de escuchar las buenas nuevas de Dios. Cuando aquella mujer cananea, se acerca a Jesús pidiendole misericordia porque tiene una hija endemoniada, ¿recordáis Mateo 15, 24? Jesús le responde, no soy enviado, sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Primero Israel. Repito, Jesús no cambia de planes. El plan está claro. Primero Israel, luego el mundo entero. Así como Dios quiso salvar a Nínive, pero quiso salvar a Nínive a través de Jonás. Y primero es Jonás el que entiende la realidad de la salvación. Él está en el fondo del mar, sale del fondo del mar y esclava la salvación, pertenece a Jehová. Muy bien Jonás, ahora has aprendido la lección, ahora ves a Nínive. Primero Jonás, luego Ninive. Del mismo modo, el Señor Jesucristo trata con su pueblo. Primero Israel y después de Israel, las naciones. Desde Israel, desde Jerusalén, desde Sion, las naciones. Han de escuchar el mensaje del Evangelio. Dios ha querido traer salvación a las naciones por medio de su pueblo. Así lo vemos en los Evangelios. Jesús nace y aun antes de nacer ya están viniendo unos magos desde el oriente para adorarle. Antes de nacer ya están viniendo extranjeros para inclinarse a sus pies y adorarle. Y predicó a la samaritana. ¿Cómo tú hablas conmigo? Podrías ser samaritana y no ser holanda. Y cuando conoce el Evangelio ella va a hablar a los demás samaritanos del mensaje de Dios. En el libro de Hechos, Cornelio el Romano, ¿recordáis cómo le costó a Pedro? Dios tuvo que hacer descender aquella visión, ¿verdad?, de los animales inmundos. Mata y come, y a lo que Dios llama, bueno, no llames tú inmundo, ahora ves a hablar con Cornelio. Y sube a Cesarea y le predica el Evangelio, y se convierte él, y se convierte en aquellos romanos. El Evangelio también para los romanos. Recordemos el encuentro de Felipe con el etíope, regresando con el mensaje en su carro hacia su tierra, llevando las buenas nuevas del Evangelio, que Jesús es el Mesías. Creo que Jesús es el Hijo de Dios. Porque como Pablo escribe en Romanos 1.16, el Evangelio es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree, al judío primeramente y también al griego. Y de nuevo Mateo 8, os digo que vendrán muchos del Oriente y del Occidente y se sentarán con Abraham, Isaac y Jacob en el Reino de los Cielos. ¿Y no estás gozoso de que eso es así? Porque tú y yo estábamos lejos, muy lejos, pero el Señor ha querido alcanzarnos con el mensaje del Evangelio también a nosotros. Y una vez el mensaje es anunciado a Israel, entonces Jesús ya no dice, no vayáis por camino de gentiles. Ahora Jesús dice, id por todo el mundo. Id por todo el mundo y predicar el Evangelio. Id y haced discípulos a las naciones. Ahora id, el muro de separación ha caído. El buen pastor, como dice en Juan capítulo 10, el buen pastor tiene ovejas de otro redil. Pero ese otro rebaño también hay que traerlo. Y habrá un solo rebaño y un solo pastor, la iglesia del Señor, formada por aquellos que están en Israel y fuera de Israel. Porque hay solo un Israel, los hijos de Abraham, y aquellos que son de la fe de Abraham somos el Israel de Dios. Un pueblo de la fe, la iglesia. Como dice Isaías, te di por luz a las naciones para que seas mi salvación hasta lo postrero de la tierra. La Iglesia, una nación extraña, ¿verdad? Una nación de naciones. Una nación que se forma cuando las naciones vienen a los pies de la cruz de Cristo. Eso es la Iglesia del Señor. Una nación de naciones. Si miramos un poco la historia bíblica, vamos a ver cuando se complicó todo. En el Edén no había naciones, ¿verdad? Bueno, podrías decir que ahí hubo una especie de golpe de estado cuando Eva hace la suya, de golpe quienes Adán y Eva tienen dos naciones. Bueno. No habían naciones. Adán y Eva hablaban un mismo idioma. Hablaban entre ellos. Hablaban con Dios. Hablaban un idioma que, esto es curioso, no habían aprendido. Adán y Eva no fueron al colegio. Adán y Eva no tuvieron unos padres para aprender un idioma. Adán y Eva fueron creados con un idioma. Ya por defecto, ya de serie, como los coches que vienen con su aire acondicionado ya de fábrica. De fábrica, Adán y Eva vienen con un idioma incorporado. ¿No sabemos qué idioma era ese? Porque si al mismo idioma cambiamos en el cielo, a lo mejor es el catalán. No sé. ¿Idioma celestial? Una vez que unos hermanos en México me dijeron, pastor, ¿usted sabe que idioma hablaremos en el cielo? No, no sé. El español. Así. ¿Y por qué hermano? Porque la Biblia está en español. Vale, no hay más argumentos. No sabemos que idioma hablaremos en el cielo, no sabemos exactamente que idioma hablaban Adán y Eva, pero Adán y Eva nunca fueron dos monos que gruñían corriendo por las cuevas. Dios formó un hombre acabado, completo, adulto y una mujer acabada, completa, adulta, que hablaban con él. Dios inventó el primer idioma. El idioma es invención de Dios. El ser humano ni con toda su inteligencia sería capaz de inventar un idioma. Hemos inventado el esperanto y nadie lo habla, está ahí, ¿verdad? ¿molto de risa? Nuestros idiomas son invención de Dios. Algo tan complejo, tan sofisticado, tan precioso. Palabras concretas, palabras abstractas, poesía. Dios ha creado el idioma y lo puso en el corazón y en la lengua de Adán y de Eva. Porque Dios creó a Adán y Eva como dos seres que se comunicaban entre ellos y se comunicaban con Él. Y en primer lugar Dios te ha dado un idioma para que ores y alabes. Porque antes de que Eva existiera, Adán ya hablaba con quien? Con Dios. Tu idioma te ha sido dado en primer lugar para que te relaciones con Dios. En segundo lugar para que te relaciones con tu esposa, con tus hijos. Pero antes de que no hubiera humanidad, Dios y Adán hablaban en un idioma que Dios puso en su corazón. Había un solo idioma. una sola nación sobre la tierra. Leemos en Génesis 11 que así fue durante mucho tiempo. Había solamente un idioma y había solamente una nación sobre la tierra. Pero entonces es cuando el hombre se envaneció, la torre de Babel. Haremos una torre tan grande que llegue a los cielos. El hombre se envaneció, se enorgulleció de su grandeza, de su poder y Dios los confunde. ¿Cómo? Dándole muchos idiomas. Entonces no se podía entender. Entonces es cuando se separan. Entonces es cuando se forman todos los diferentes pueblos y culturas de la tierra. En Babel Dios confundió el idioma de todos ellos para que no pudieran seguir trabajando juntos. Dios los separa, Dios los divide. Dios inventó de nuevo muchos idiomas y de esos idiomas que Dios inventó en Babel surgen todos nuestros idiomas, siguen siendo todos invención de Dios. Pero lo curioso, hermanos, es que a veces hablamos de los idiomas con orgullo. Hoy se hablaron 8 idiomas. Mis hijos van a la academia de idiomas. España somos un país tan rico, tenemos diferentes idiomas, como muchos de vuestros países, ¿verdad? Hablamos con orgullo de nuestros idiomas. y no nos damos cuenta de que los idiomas son parte del juicio de un Dios enojado con nosotros. Nos separan, nos dividen, no nos podemos entender. Es evidencia de la ira de Dios sobre nosotros, es evidencia del enfado de Dios sobre nosotros y es evidencia de nuestra rebeldía. hacia Dios. Por eso, hermanos, la relevancia de lo que sucede en Pentecostés, como hemos leído antes. Dios hace que todas las naciones bajo el sol se entiendan y Dios da ese milagro de que sus apóstoles hablen, sus discípulos, en esos idiomas, no eran idiomas extraños, ni idiomas angélicos, ni cosas raras que vemos por ahí, eran idiomas, idiomas. humanos y escuchan predicar las maravillas de Dios en su lengua. Nos damos cuenta que Pentecostés es lo contrario de Babel. En Babel Dios en su ira envía juicio y separa las naciones con diferentes idiomas. En Pentecostés Dios hace que todas las naciones se entiendan para reunir una nación de naciones que es su iglesia. Eso es lo que sucede. Por ahí la relevancia de lo que está sucediendo en Pentecostés. En Babel los hombres en su orgullo querían alcanzar el cielo y Dios les da idiomas para que se confundan. En Pentecostés Dios en su bondad quiso habitar entre el hombre y les da idiomas para que se entiendan. La Iglesia de Dios es esa gran nación de naciones. Así que el deseo de Dios de que el Evangelio alcance las naciones se expresa en frente de ustedes de una forma apoteósica. Ahí vemos que en Abraham son benditas todas las naciones de la tierra. Dice el pasaje que hemos leído en Hechos de los Apóstoles claramente que había ya en Jerusalén había hombres de todas las naciones. Se está cumpliendo esa palabra. Todos los que estaban en Jerusalén para la fiesta de la Pascua, mediante ese prodigio de escuchar esas lenguas, sus lenguas y escuchar como se predica el Evangelio del Señor en Hechos capítulo 2, vemos que todas las naciones alrededor de Israel están descritas en este pasaje. Se nos habla de esas naciones que están al oriente, Patos, Medas, Elamitas, que son todas las regiones de Mesopotamia. Se nos habla de Judea. Se nos habla de las regiones que están en el norte, en Asia Menor, Capadocia, Ponto, Asia, Frigia, Pamfilia. Las regiones del sur, al sur de Israel, África, Egipto, Tirene, Romanos, Cretenses, Árabes. En esa descripción que vemos en Hechos de los Apóstoles se nos están nombrando todas las regiones, lenguas y culturas que se conocían en aquel entonces y todas ellas están escuchando el mensaje de las Huelas Nuevas de salvación. Así que hermanos, cuando hacemos nuestra la Gran Comisión y asumimos el reto de ir a predicar el Evangelio a todas las naciones Estamos llevando a cabo el plan de reconciliación del Señor. Estamos siendo instrumentos en las manos de Dios para acercar de nuevo esas naciones que en Babel habían sido alejadas, las estamos acercando de nuevo a la cruz de Cristo, acercando a Dios. Es fascinante pensar como de las ruinas del hombre, Dios es capaz de hacer un gran palacio. un gran monumento, de todas esas piezas rotas de la humanidad, Dios es capaz de construir su iglesia, algo hermoso, porque en cada nación hay ovejas del Señor que tienen que escuchar su voz y venir a sus pies. Quisiera concluir el sermón en esta mañana con algunas conclusiones prácticas de lo Algunas conclusiones que nos lleven a reflexionar de qué manera ese mandato de alcanzar las naciones es vigente hoy, es vigente para mí y tenemos un reto como iglesia local. Conclusiones de todo lo que estamos leyendo y de todo lo que estamos reflexionando. En primer lugar, da gracias a Dios, da gracias a Dios que el Evangelio es para las naciones, porque ahí estamos tú y yo incluidos. Gracias a Dios que has sido alcanzado. En algún lugar, en algún momento, tu hogar, tu familia, tu matrimonio ha sido alcanzado por un misionero, por un evangelista, por un creyente que ha ido hasta donde tú estabas y estaba cumpliendo con este mandato del Señor, de ir a predicar a las naciones. ¿Eres consciente de que estabas lejos? ¿De que tú y yo éramos gentiles? Éramos extranjeros, estábamos apartados, pero el Señor quería y tenía en su corazón alcanzarnos con su gracia, que estábamos sin Dios y sin esperanza en el mundo, pero Dios quiso revelar a su Hijo en ti. Solamente en la medida que comprendamos lo grande que es la gracia de Dios que nos ha alcanzado, cuanto más grande sea la gracia de Dios en nuestra mente, en nuestro corazón, mayor será el impulso de ir a alcanzar a otros que estaban tan lejos como tú y yo. Si Dios ha sido así de bueno conmigo, ¿cómo no yo voy a acercar las buenas nubes del Evangelio a aquellos que aún no han escuchado? En segundo lugar, encarna el Evangelio. Cristo dejó su trono y su corona por ti y por mí y nosotros no tiene sentido que no seamos capaces de renunciar nada. a nuestra comodidad, a nuestro tiempo, a nuestro espacio. Él se desprendió de su gloria, el visionero más grande de la historia y ahora tú y yo como cristianos somos llamados a encarnar esa misma actitud de renuncia del Señor Jesucristo. Por tanto, en primer lugar, da gracias a Dios. En segundo lugar, encarna el Evangelio. En tercer lugar, apasiónate por Cristo. Apasiónate por el mensaje de salvación. Cuando uno está apasionado por algo, ¿no os dais cuenta que no para de hablar de ello? Tu hijo ha sacado buenas notas en el colegio. ¡Wow! Vas explicándolo a la vecina, vas explicándolo a todo el mundo. ¡Es un hombre excelente! Tu equipo de fútbol ha ganado. Bueno, vas cantando y dando gringos por la calle, ¿verdad? Nos apasionamos por Cristo. Se llena nuestro corazón de tal manera que no es que tenga que hacer un esfuerzo de hablar de Él es que no puedo callar, no puedo no hablar de Él, porque llena mi corazón, llena mi mente, llena mi pensamiento, estoy apasionado por Cristo, tengo que hablar de Él, no hay otra, apasiónate por Él, porque es lo más precioso para ti. En cuarto lugar, involúcrate en las misiones, William Carey. Yo tampoco tengo la valentía de David Brainerd. Yo no soy un misionero. Puedes orar por las misiones. Puedes orar por misioneros. Puedes visitar nuestros puntos de misión. Puedes ofrendar fielmente para que la iglesia lleve a cabo su labor misionera. Por supuesto, todos estamos en primera fila de trinchera o en la retaguardia, pero todos estamos en la misma batalla. La iglesia es y debe ser una iglesia misionera. La iglesia misionera es la iglesia que alcanza su plenitud en madurez y en entendimiento de la misión que Dios nos ha puesto por delante. La iglesia que no se conforma con lo que sucede en estas cuatro paredes. La iglesia que está pensando en alcanzar Barcelona y Cataluña y España y Europa y el mundo para Cristo. Alcanza las naciones para Cristo. En quinto lugar, alcanza las naciones para Cristo. Sí, tú y yo hemos de ir a las naciones. Ay, David, ¿qué quieres, que coja un barco y me vaya a la India ahora? Sabéis, el Señor ha hecho algo curioso, no sé si, yo creo que sí, que Dios tiene sentido del humor, pero como nosotros no vamos a las naciones, Dios ha traído las naciones. No necesitas coger un barco para ir a la India, hasta que vayas al sur del mercado de la esquina. La India, y Pakistán, y Sri Lanka... Yo cuando era pequeño, cuando iba al colegio, no tenía compañeros de clase extranjeros, ni uno. ¿Cómo ha cambiado la situación de nuestro país? Europa, diría yo. Yo no tenía compañeros de clase extranjeros. Mis hijos... Tienen compañeros de clase de 30 países diferentes. Ha cambiado Barcelona, ha cambiado Europa, las naciones han venido aquí. ¿Quieres ser misionero? Escoge país. Los tienes todos en Barcelona. Hermanos, solo en nuestra congregación hay 25 países o más. Puedes ser un misionero a cualquiera de las naciones de la Tierra. Habla con ellos. adquiere una estrategia de misioneros. Ves a comprar la misma tienda siempre y conversa con ellos, establece una amistad. Y si aquel pakistaní acaba entendiendo el Evangelio y entregándose a Cristo, ¿con cuantos va a hablar? ¿De los que le traen mercancía a su tienda? ¿De su familia con la que habla por Skype? Somos misioneros a las naciones y eso significa que hemos de ser capaces de romper la barrera que haya entre aquel que ha de ser alcanzado por Cristo y yo. Sea cual sea la barrera, cultural, lingüística, gastronómica, da igual. Hay que vencer esa distancia porque Cristo la venció por ti y era mucho más grande la distancia entre el cielo y la tierra. Nosotros ahora como cristianos encarnamos la misma actitud de Cristo para alcanzar todas las naciones para su don. Alcanza las naciones para Cristo. Y en sexto lugar, alcanza tu nación para Cristo. ¿Sabéis que vivimos en campo misionero? Vivimos en campo misionero, no hay que ir muy lejos para ir a las misiones. Nuestra tierra tiene menos del 1% de cristianos evangélicos. un porcentaje comparable con Mongolia o Kuwait. ¿Sabéis que esto es campo misionero? Así que si soñabas con ser misionero, voilà, ya lo eres. Estás en el campo misionero. Hay que evangelizar este país, hay que compartir la evangelia en esta ciudad. Tenemos que abrazar a nuestros vecinos, a nuestros compañeros de trabajo, a nuestros familiares por el mensaje de que del Señor Jesucristo. En un país pseudo cristiano, no es un post cristiano, es pseudo cristiano porque realmente no ha escuchado nunca el Evangelio. Tan solo una serie de tradiciones que piensan que les lleva un poquito más cerca del cielo. Alcanza tu nación para Cristo. Estoy convencido de que el apóstol Pablo cuando emprendía esos viajes misioneros a través del Mediterráneo Tenía en su corazón cumplir con la gran comisión. En Hechos 1.8 dice, me seréis testigos en Jerusalén, en Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra. Y Pablo coge un barco y va a Chipre, y va a Grecia, y va a Roma. Y el romano se expresa su deseo de ir hasta Hispania. Pablo quería venir a Barcelona. Sí, porque esta región del imperio romano, Hispania, era lo último de la tierra. De hecho tenemos aún un cabo en Galicia que se llama Finisterre ¿verdad? Lo último de la tierra. El mundo se acababa aquí y Pablo en su deseo y en su devoción por llevar a cabo y cumplir con ese mandato del Señor de llevar y anunciar el Evangelio hasta lo último de la tierra, quería venir hasta Hispania. No sabemos si Pablo llegó a Hispania, pero tú estás en Hispania. Y tu si puedes llevar a cabo ese deseo del apóstol de que Cristo sea predicado y glorificado aquí. Hagámoslo hermanos, es nuestro reto, es nuestro llamado. La iglesia está aquí para anunciar las virtudes de Cristo. Si estamos aquí para tener comuniones de nosotros, no habrá mayor comunión en el cielo. Si Dios nos hubiera creado y salvado para tener comunión entre nosotros, estaríamos en el cielo, que es mucho más excelente que aquí. No, el Señor nos ha creado para que le alabemos, le adoreremos. No, allá le alabaremos y le adoraremos mucho mejor que aquí. Nuestros cánticos serán celestiales, nunca mejor dicho. Entonces, ¿por qué estamos aquí? Para anunciar las virtudes de Aquel que nos llamó. ¿Sabes? Hay una cosa que en el cielo no podrás hacer y aquí sí, predicar a los perdidos. ahora puedes predicar los talibros, cuando estés en la gloria ya, así que vayamos hermanos. Pablo tenía este deseo en su corazón y han pasado 20 siglos y esta tierra que pisamos sigue siendo espiritualmente hablando lo último de la tierra, lo último de la tierra, menos de 1% de población evangélica. Dios te ha enviado, Dios nos ha enviado a una de las tierras menos evangelizadas del planeta Tierra, donde estamos. Así que tú eres un misionero y un evangelista aquí. Asumamos ese reto. Tal vez piensas que todo lo que estamos hablando es demasiado duro, demasiado árduo, demasiado grande. El Señor nos pide un imposible. Bueno, recuerda en primer lugar que el mismo que dijo ir a todas las naciones, es el mismo que dijo toda potestad me es dada, y es el mismo que dijo yo estaré con vosotros todos los días. Hay unos cuantos todos ahí. No solamente todas las naciones, es algo grande lo que se nos encomienda, sino que contamos con su presencia siempre y con su poder siempre. De modo que es él el que lo va a hacer a través de nosotros. Es él el que lo va a hacer a través de nosotros. Me gustaría concluir con una parábola. Una parábola apócrifa. Esas que a veces me invento. Pero para ayudarnos un poco a ilustrar dónde estamos y por ahí. Imagina que vas a un país lejano. Imagina que vas a ese país lejano y al cabo de un tiempo va a ir para allá tu esposa y tus hijos. Si no tienes esposa e hijos imagina que tienes esposa e hijos, ¿vale? Y si no me he chapado la historia. Imagina, vas para allá y al cabo del tiempo va a ir tu esposa y tus hijos. Tienes aproximadamente un mes antes de que ellos vengan. Y en un mes tienes que comprar un terreno, construir una casa, poner dentro de la casa todo lo que haga falta para poder celebrar la Navidad. Y ellos llegan el 24 de diciembre. Ahora estás pensando, ¿podría haber llegado un poquito más antes para ayudarme con tanto trabajo? Pues no da igual, es un ejemplo, ¿sí? Ellos llegan el 24 de diciembre y vais a celebrar la Navidad juntos. ¿Vale? Dejad de pensar, escuchad. Entonces, compras el terreno, empiezas a construir la casa, van pasando los días, tú miras el calendario y tienes ahí un surco hecho para hacer el cimento, tres sacos de cemento, cinco euros del bolsillo y dices, ¡ay, mi madre! Me parece que cuando llegue Navidad nos vamos debajo de un puente, porque ni casa ni nada. Encima te das cuenta de que un pillo ha pasado por ahí y te ha robado la pala. Y dices, más difícil todavía, es imposible alcanzar la meta, es demasiado grande, es demasiado duro, es demasiado trabajo, necesito más dinero, necesito más manos, más ayuda, más ilusión, más todo para llegar Navidad. Es una señal del cielo. Señor, yo no sé cómo salgo de aquí. Al día siguiente estás buscando piedras para meter en los cimientos y encuentras algo extraño. Detrás de los árboles apartas unas ramas. Seguime con el ejemplo, ¿vale? Y es el DeLorean de Marty McFly. ¿Habéis visto Regreso al Futuro? Su coche, ¿sí? Apartas una rama y dices, explícanme aquí. Bueno, entiendes que eso es la respuesta del señor y no sé para qué le va a servir a mí el coche fantástico este que viaja en el tiempo para acabar la casa. Te metes dentro, ves que tiene algo de batería y tiene en el marcador una fecha. Bueno, pues voy a poner el coche en marcha y voy al 25 de Diciembre. Arrancas el coche, vas al 25 de Diciembre. La fecha en la que se supone que tú tienes la casa acabada, tu familia adentro, todos celebrando la Navidad. Estás muerto de nervios. Sales del coche, es 25 de Diciembre y te acercas al terreno donde estás trabajando. Y hermanos, cuando llegas allí, ¡qué maravilla! La casa está acabada. ¿Qué? De ladrillos rojos, preciosa, hasta cortinas. No puede ser. Te acercas, miras por la ventana y estás tú ahí con tu esposa y tus hijos celebrando Navidad y comida en la mesa. Se oyen risas y cánticos. Dices, no me lo puedo creer. Vuelves de nuevo, porque tienes que volver, ¿sabes? Eso es solo el futuro. Tienes que coger el coche, no a volver para atrás. Vuelves de nuevo, subes de nuevo al coche, fantástico. Vuelves un mes atrás y de nuevo te pones delante de tu terreno, tu surco, tus tres sacos de cemento. ¿Pero ha cambiado algo en ti? Sí, ha cambiado mucho en ti. Ahora sigues estando delante de un trabajo grande, arduo, duro, difícil, pero con la bendita y gloriosa esperanza que Dios te ha dejado ver por un momento cómo va a ser el trabajo concluido. Y tu corazón está lleno de gozo, de esperanza, de energía, de entusiasmo, porque al final se va a cumplir. Aunque ahora parece muy difícil, pero se va a cumplir. Hermanos eso es lo que el Señor nos permite hacer por un momento en Apocalipsis 7 y 9. Nos deja mirar por la mirilla a través del tiempo para que veamos la iglesia en la gloria. Iremos en Apocalipsis 7 y 9. Después de esto miré y aquí una gran multitud la cual nadie podía contar de todas naciones y tribus y lenguas y pueblos. Misión cumplida. La iglesia se le encomienda una gran comisión de predicar el Evangelio a todas las naciones, pero el Señor nos deja mirar a través del tiempo en la gloria, su iglesia en la ciudad celestial, y ahí hay gentes de todas las lenguas y de todos los pueblos adorando el nombre del Señor Jesucristo. Misión cumplida. Así que prosigamos adelante, porque la tarea que nos ha sido encomendada es grande, pero nuestro Dios es más grande. de la tarea que nos ha sido recomendada. Amén. Señor, gracias por tu bondad, gracias por tu misericordia, gracias porque estando lejos, perdidos completamente en nuestra miseria, en nuestra autosuficiencia, en nuestra rebeldía, tú en tu bondad, Señor, has querido que el Evangelio también fuera para nosotros. Estando lejos, Señor, siendo de otras naciones que no somos tu nación en la tierra, nos has alcanzado y nos has hecho hijos tuyos. Aquellos que no éramos pueblo, ahora somos pueblo. Aquellos que éramos enemigos, ahora somos hechos hijos, adoptados a tu familia. Gracias, Señor, porque tu evangelio se sigue extendiendo y te pedimos, Señor, que nos ayudes a ver la vida como tú la ves y a ver esta misión como tú la ves. Nos des el coraje y el entendimiento de saber que estamos en campo, misionero. que tenemos que alcanzar esta tierra y estas gentes para tu gloria, para que adoren tu nombre. Señor, te pedimos por cada uno de los presentes, si aún no han venido a los pies de Cristo, que tú también quieras alcanzarlos con esa misma gracia, para que estén junto a los redimidos, alabando tu nombre en la glorieta. Te lo pedimos en el nombre del Señor Jesús.
A todas las naciones
Série La gran comisión
Identifiant du sermon | 1120182100349 |
Durée | 50:26 |
Date | |
Catégorie | Service du dimanche |
Texte biblique | Matthieu 28:19 |
Langue | espagnol |
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