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Buenos días. Damos gracias a Dios por concedernos una vez más el privilegio de estar reunidos al escuchar esa última canción. Dice, cuán grande es Dios y todo ojo le verá. Amados hermanos, todo ojo le verá. Tanto los que hemos creído en Cristo como los enemigos de Dios. Para algunos será un momento de gozo, para otros será un momento de preocupación, de tristeza, de miedo. Pero qué bendición que nosotros hemos confiado en Cristo. Qué bendición que lo veremos como un padre que viene a buscar a su pueblo. Hoy estaremos viendo, amados hermanos, en nuestra serie de Santiago, la prédica número 12, dos tipos diferentes de sabiduría. Estaremos viendo Santiago capítulo 3, los versículos 13 al 18. En nuestra predicación anterior, nosotros vimos cómo la lengua, siendo un órgano tan pequeño, se jacta de grandes cosas. Cómo puede causar mucho daño, mucha desolación, destrucción y dolor, cuando su fuente de alimentación y sustento es el mismo infierno. Vimos como el apóstol Santiago nos dice que el ser humano puede domar toda naturaleza de bestias, de aves, serpientes y seres del mar, pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado. ¿Cómo con ella bendecimos al Dios y Padre y con ella maldecimos a los hombres hechos a imagen y semejanza de Dios? Hoy estaremos viendo dos tipos de sabiduría diferente. La sabiduría divina, aquella que viene de lo alto, y la terrenal, la animal diabólica. Santiago 3.13.18, vamos a leer. Dice la palabra de Dios en Santiago 3.13 al 18. ¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en sabia mansedumbre. Pero si tenéis celos amargos y contención en vuestro corazón, no os jactéis ni mintáis contra la verdad. Porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrenal, animal, diabólica. Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa. Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía. Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz. Vamos a orar. Padre bueno, Dios eterno, venimos delante de tu presencia. Agradecido, Señor, porque nos concedes el privilegio de estudiar tu bendita palabra. Que sea ella quien hable a nuestros corazones, que sea tu voz la que hablen esta mañana, no la del hombre, sino la voz tuya. Queremos oírte, queremos escucharte, queremos aprender más de ti. Permite, Señor, que nosotros seamos enseñados por tu palabra, y que seas tú haciendo la obra en cada uno de los corazones aquí presentes, tanto de aquellos que hemos confiado en ti, como de aquellos que todavía no han creído. Que seas tú moviéndolos a que vengan al arrepentimiento, a que puedan hacer las paces contigo. Señor, en todo lugar que tu palabra está siendo expuesta en este día, derrama gracia y bendiciones. Alabamos tu nombre, pedimos tu bendición en el precioso nombre de Cristo Jesús, a quien sea toda la honra y toda la gloria. Amén. En el versículo 13 que acabamos de leer, nosotros vemos que se habla del fruto divino de la sabiduría. En primer lugar, mostrar una buena conducta. En segundo lugar, mansedumbre. O sea, que una persona que tiene la sabiduría divina muestra una buena conducta, muestra mansedumbre. Ahora bien, como nos dice la palabra de Dios, ¿qué es ser sabio? ¿Qué es ser sabio? Para muchos, ser sabios es ser instruidos o educados en un buen colegio, en una buena universidad, haber logrado uno o más títulos doctorados, licenciados, licenciaturas, posgrados, etc. Pero en verdad, eso no es ser sabio para con Dios. Una cosa es la sabiduría humana, otra cosa diferente es la sabiduría divina. El sabio bíblico tiene una formación totalmente diferente. No tiene un corazón endurecido por el tanto conocimiento secular o el almacenamiento de títulos. El sabio bíblico es totalmente diferente al sabio mundano. Veamos lo que el Señor nos señala y vamos a Proverbios, capítulo 9, versículo 7 al 10. Proverbios 9, 7 al 10. Proverbios 9, 7 al 10. Miren la advertencia inclusive que se nos hace cuando nosotros corregimos a alguien que no tiene la sabiduría de Dios. Proverbios 9, 7 al 10 dice, el que corrige al insolente atrae sobre sí deshonra y el que reprende al impío recibe insultos. No reprendas al insolente para que no te aborrezca. Reprende al sabio y te amará. Da instrucción al sabio y será más sabio. Enseña al justo y aumentará el saber. El principio de la sabiduría es el temor del Señor y el conocimiento del santo es la inteligencia. Nosotros vemos en la palabra de Dios que el sabio bíblico tiene un nuevo corazón de carne, no de piedra. Ha sido transformado y por eso nosotros vemos que muestra una buena conducta y muestra mansedumbre. Ese temor de que nos habla aquí del principio de la sabiduría es el temor del Señor. No es un temor de terror. Ese que nos habla ahí no es miedo, no es de miedo, no es de recelo ansioso, más bien es tener un inmenso respeto ante el Dios majestuoso y creador. Hay gente que ve esa palabra temor y cree que es terror. No, está hablando a los hijos de Dios. Está hablando a aquellos que somos creyentes. Es un temor reverente. Es una forma de entender que nuestro Dios es un Dios grande, misericordioso, soberano sobre el universo, rey de reyes, señor de señores y tres veces santo. Es nosotros cada vez que damos un paso a entender delante de quién estamos, delante de qué Dios estamos. Solo es posible ser sabio cuando el Señor cambia el corazón del hombre. Esta es una obra del Espíritu Santo, no es algo humano. Por más que nosotros nos afanemos por ser mejores, no lo vamos a lograr solos. Solamente el creyente, por una obra del Espíritu Santo, puede cambiar el corazón. ¿Cómo es posible, amados hermanos, que nosotros podamos perdonar a alguien que nos aborrece? Si yo te pregunto desde el punto de vista humano, eso es posible. Eso no es posible. Eso no es posible. La naturaleza humana nos dice que el que nos odia, nosotros lo odiamos. El que me ama, yo lo amo. Eso no es lo que Dios enseña. Lo que Dios enseña y lo que hace el Espíritu de Dios es que nosotros amamos a todos, a amigos y a enemigos. Y eso solamente es una obra del Espíritu Santo, no es una obra propia de nosotros. Nadie puede vivir una vida sin nacer de nuevo, una vida buena sin nacer de nuevo. Tampoco puede ser sabio sin antes haberse arrepentido de su necedad y tener un corazón regenerado. Es necesario el proceso de regeneración. Este corazón regenerado lleno de asombro, amor y respeto hacia su Salvador y Dios es lo que Dios pretende en cada creyente. Por eso es que el versículo 13 de nuestro texto, de Santiago 3, nos habla de no obstentar, aparentar, decir o alardear de lo que somos. O sea, nos está haciendo una advertencia realmente. ¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en sabia mansedumbre. No es por lo que nosotros alardeamos, no es porque nosotros digamos que somos sabios. No, Dios dice, traduzcan eso que ustedes dicen que hacen y son en acciones. Lo que Dios quiere es que mostremos por la buena conducta sus obras en sana mansedumbre. Las características de un verdadero hijo de Dios se nos muestran en Mateo 5, 3 al 12. Ahí nosotros vemos lo que son las bienaventuranzas. Vamos a Mateo 5, 3 al 12. Mateo capítulo cinco versículos tres al doce miren ahí lo que es ser sabio dice la palabra de Dios en Mateo cinco tres al doce bienaventurado los pobres en espíritu una persona sabia es pobre en espíritu dice la biblia porque de ellos es el reino de los cielos bienaventurados los que lloran porque ellos recibirán consolación Bienaventurados los mansos, no dice aquellos que son guerreros, aquellos que son orgullosos, sino mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios. Amados hermanos, para nosotros tener estas bienaventuranzas, para ser sabios, tenemos que tener un limpio corazón. Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados sois cuando por mi causa, dice Cristo, os vituperen y os persigan y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos, porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros. Amados hermanos, si nosotros prestamos atención a esas bienaventuranzas, ¿dónde aparece el evangelio de la prosperidad en esos versículos? ¿Dónde aparece el evangelio de la prosperidad? ¿Dónde aparece que si tú crees en Cristo, tú serás feliz, tú tendrás dinero, tú tendrás salud, tú no serás perseguido? ¿Dónde está? No aparece, todo lo contrario. Y nosotros vemos que a través de la historia los grandes hombres de Dios sufrieron persecuciones por causa de la verdad. Entonces no llamemos a la gente a un evangelio diferente al que dice la Biblia. No hablemos algo que el evangelio de Cristo dice en su palabra. No digamos algo diferente. Porque la palabra de Dios, con esas bienaventuranza y con todo lo que aparece en la Biblia, nos dice claramente que si tú y yo hablamos la verdad de Cristo, seremos perseguidos. Si tú y yo hablamos la verdad de Cristo, seremos odiados. Y por eso dice que cuando nosotros predicamos al insolente, ¿qué es lo que hace? Nos odia. ¿Acaso no tenemos familiares que nos odian por predicar el evangelio? ¿Acaso no son los primeros enemigos los de nuestra propia casa, como dice la Biblia? desde que nos convertimos y damos la noticia de una vez nos miran raro te alocaste te volviste loco y ahora te metiste a eso ni siquiera dicen cómo se llama eso o acaso eso no es lo que pasa o es que alguno de ustedes a menos que sea una familia cristiana le dice bienvenido qué bendición gloria a dios no amados hermanos eso no es lo que hacen eso no es lo que hacen todo lo contrario entonces somos perseguidos desde el mismo momento en que nosotros creemos en cristo Esta es la sabiduría divina, esto que vemos en esas bienaventuranzas. Es la que viene de lo alto. Es diferente. La otra sabiduría es la terrenal, la animal diabólica. Así llama Santiago a esa sabiduría. Y recordemos, amados hermanos, que Santiago no está hablando ahí a dos tipos de grupos dentro de la iglesia. Ciertamente a dos tipos de grupos, pero él está hablando ciertamente a la iglesia. y no solamente a una iglesia. Él está hablando a la iglesia que está en la dispersión. Eran iglesias que estaban en diferentes lugares. Y el mismo apóstol lo que está diciendo es realmente que hay una sabiduría divina, pero hay una sabiduría diabólica, terrenal, animal. Esta otra sabiduría, la terrenal, tiene otros componentes muy diferentes a la que hemos visto. Por ejemplo, ahí habla la palabra de Dios de celos. La palabra celos. ¿Qué es celos? Envidia de alguien que tiene algo que nosotros no tenemos. Envidia de alguien que tiene algo que nosotros no tenemos. Puede ser múltiples cosas. Pueden ser múltiples cosas. El que es controlado por los celos muestra que aún está siendo controlado por los deseos pecaminosos. Una persona que es dominada por esos celos está demostrando que está siendo controlado por deseos pecaminosos. Miren lo que nos dice Primera de Corintios 3.3 Primera de Corintios capítulo 3 versículo 3. Y miren aquí como el apóstol Pablo hace un señalamiento. Y es bueno que nosotros sepamos que cuando se habla ahí de carnales, vosotros sois carnales, no es que hay el cristiano carnal. Esa doctrina es muy de moda, que hay un cristiano que es carnal. No, amados hermanos, el cristiano es espiritual. Un verdadero cristiano es espiritual. Una persona que sigue moviéndose en la carne, ¿qué es? Es carnal, no ha nacido de nuevo, aunque esté en la iglesia, aunque tenga 30 años, 40, 50, 100 años dentro de la iglesia. No importa el tiempo que tenga, no importa tampoco lo que ejerza. Puede ser un pastor, puede ser un maestro de escuela bíblica, no importa. Si se manifiesta como carnal, es un carnal, no ha nacido de nuevo. porque dice la palabra de dios que cuando nosotros conocemos a cristo somos espirituales y miren entonces lo que nos dice primera de corintios claramente tres tres porque aún sois que carnales pues sabiendo entre vosotros que celos contiendas y disensiones no sois carnales y andáis como hombres un momento como está diciendo el apóstol entonces quiere decir que el espiritual no es un hombre Eso es lo que dice el apóstol. Dice, aún actuáis y andáis como hombres. ¿Sabe lo que está diciendo Dios? Y lo que está diciendo a través del apóstol Pablo. Está diciendo, si ustedes siguen mostrando esas carnalidades, esos pecados de la carne constantemente, y ese es su estilo de vida, ustedes no han nacido de nuevo, no son espirituales. y viven como los hombres normales y viven como todo aquel que no ha nacido de nuevo, siguen viviendo igualito, no han cambiado. Amados hermanos, el evangelio bíblico nos llama a la reflexión, nos llama a un autoanálisis constante y por eso es el deber nuestro señalar esas cosas, porque lo mejor es que tú no despiertes en un infierno eterno, sino que tú desde ahora te des cuenta, espérate, ¿yo soy carnal o soy espiritual? Amado hermano, eso no lo sabe ni el pastor, ni lo sabe el que está al lado tuyo, ni lo sabe tu mujer, ni tus hijos, ni los que te rodean, no lo saben. Tú lo sabes. Tú sabes si eres carnal, tú sabes si eres espiritual, tú sabes si has nacido de nuevo. Y por eso es la pregunta, dice, por eso más bien lo que dice aquí el apóstol Pablo, porque aún sois carnales, pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, no sois carnales y andáis como hombre. miren lo que nos dice Gálatas cinco veinticinco veintiséis Gálatas cinco veinticinco veintiséis y ahí vamos a aclarar todavía más lo que estábamos explicando la palabra de Dios nos va a aclarar Gálatas cinco veintis veinticinco veintiséis Y miren aquí la diferencia de vivir por el espíritu y vivir por la carne. Dice el apóstol, si vivimos por el espíritu, o sea, no carnales y no espirituales, andemos también por ahí no dice si vivimos por el espíritu seamos carnales no es que yo tengo mis pecados ahí yo soy cristiano pero yo sigo pecando igualito que antes eso no es lo que dice la biblia si vivimos por el espíritu andemos también por el espíritu y después dice el veintiséis no nos hagamos vanagloriosos unos a otros y miren ahí la palabra envidiándonos envidiándonos unos a otros en otras palabras no nos engañemos creyendo que somos lo que no somos Eso es lo que nos quiere decir. Si somos espirituales, vamos a ser espirituales. Un momentico. Qué quiere decir eso? Quiere decir eso que yo no peco nunca. Eso no es lo que yo he dicho. Amado hermano, tú y yo, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, pecamos. Tú sabes cuál es la diferencia entre un creyente y uno que no es creyente, que el creyente cada vez que peca, que hace? Se detiene, va adelante del trono de Dios y pide perdón a Dios por sus pecados. Y ese creyente, si ha pecado contra otro, no solamente contra Dios, sino contra otro, va y se acerca a la persona ofendida y con humildad, como dice la palabra de Dios, le dice, ¿sabes qué? Tú y yo tenemos que resolver algo. ¿Y qué yo tengo que resolver contigo? Yo he pecado contra ti. Perdóname. Perdóname. Eso hace un creyente. Ahora, uno que es carnal alberga el odio, mantiene el odio y se mantiene igualito que siempre. Esa es la diferencia entre uno y otro. Entonces, se dan cuenta la diferencia entre lo que es el espiritual y lo que es el carnal. Y ustedes saben cómo actúa el carnal, porque muchas veces es por familia. Nosotros los toro bravos, vamos a poner ese apellido para que no haya aquí alguien que yo diga, yo creo que no hay nadie que sea apellido toro bravo. Pero ahí le sale, nosotros los toro bravos no le aguantamos cosa a nadie. Oh, son orgullosos los toro bravos. ¿O acaso no es lo que pasa, amados hermanos, en el orgullo que nosotros vemos en el mundo? ¿Creen ustedes que eso es lo que debe hacer un creyente? ¿Creen ustedes que eso es como debe actuar un creyente? De mantener el odio, de mantener el rencor hacia otro, de mantener los celos amargos, como dice la palabra de Dios. El que es espiritual, amados hermanos, es controlado por el espíritu. Y nosotros hacemos cosas que en nuestra vieja y pasada humanidad nosotros no jamás entenderíamos. O a veces no te pasa a ti como creyente que dice, wow, ¿cómo yo hubiera actuado en otro tiempo? Pero tú no lo dices con pena, tú no lo dices lamentando, tú lo dices con gozo. Porque tú dices, wow, la verdad es que Dios ha cambiado mi vida. Amado hermano, tú y yo no tenemos la capacidad para controlar los pecados. El Espíritu Santo transforma nuestros corazones. Esa es la obra regeneradora del Espíritu Santo. Y por eso es que está hablando aquí de los que son espirituales y los que siguen y son y serán carnales hasta que Cristo cambie ese corazón. Hay una diferencia muy grande. El estar celoso indica que no estamos satisfechos con lo que Dios nos ha dado, estamos amargados. Una persona que no tiene el espíritu de Dios es una persona amargada. Por eso yo le he dicho, amados hermanos, nuestra cara, nuestra actitud, nuestro saludo dice mucho de lo que nosotros somos. Entonces una persona que tú lo saludas y siempre lo ve amargado y siempre lo ve amargado, amados hermanos, ahí hay algo raro. Una cosa es que yo tenga la cara fea, otra cosa es que yo sea amargado. Y lo más bonito es un feo disueño. Sí, se le quita la febura. A uno se le quita la febura y dicen, wow, él es feo pero es simpático. Pero qué triste que nosotros podamos tener la belleza externa pero la amargura de corazón. Una persona que tiene y alberga esos celos amargos siempre tiene en su corazón ese daño, siempre tiene ese ajenjo La misma preocupación que Santiago tenía el apóstol Pablo en su tercera visita a los Corintios. En segunda Corintios 1220, miren lo que dice Pablo, la misma preocupación con iglesias. Y vuelvo y les repito, le está hablando a iglesias, porque notaba dentro de las iglesias que estaba pasando eso. Obviamente, ellos sabían que en la iglesia, ¿qué hay? En la iglesia, amados hermanos, hay ovejos, hay cabras y hay lobos rapaces. y ellos lo que están haciendo una denuncia para que los lobos rapaces o los cabras despierten segunda corintios 12 20 capítulo 12 versículo 20 Miren lo que dice Pablo, pues me temo que cuando llegue nos halle tales como quiero y yo se ha hallado de vosotros cual no queréis, que haya entre vosotros, miren lo que él decía, me temo que eso esté pasando, que haya contiendas, envidias, iras, divisiones, maledicencias, murmuraciones, soberbias, desórdenes. Pablo lo que está diciendo, yo me temo que cuando llega a ustedes, ya él le había llegado el rumrum, ya él le habían dicho seguro lo que estaba pasando dentro de la iglesia. Y dice que él tenía el temor de que eso estuviera pasando, que los hermanos estuvieran en contiendas, que tuvieran envidia, que tuvieran ira, que tuvieran divisiones, maledicencias, murmuraciones, soberbias, desórdenes. El presentía lo que estaba pasando, porque alguien se lo había dicho seguro. Y fíjense que ahí utiliza celos amargos. La amargura es llamada el cáncer del alma. Así se llama lo que es la amargura. Una persona amargada tiene un cáncer, tiene una carcoma por dentro. La amargura en una persona puede ser un sentimiento que se venga ocultando desde la niñez. Es bueno que prestemos atención a eso. Hay personas que vienen con la amargura desde niños, desde niños. Por eso es muy fácil de justificar, pues la persona en vez de curar su corazón, se hace la víctima. Ese es uno de los problemas más graves que vemos en la consejería. Personas que se victimizan. No yo soy así porque, mira, olvídate de eso, que si tú eres creyente, quite esa palabra de ahí. Quita esa palabra de tu vida si tú eres un verdadero hijo de Dios. Porque no se justifica bajo ningún concepto que tú digas, no, lo que pasa es que a mí me criaron así, lo que pasa es que yo era así, lo que pasa es que mi papá me abandonó, lo que pasa es que mi mamá me abandonó, lo que pasa es que a mí me violaron cuando pequeño, cuando pequeña. Quita todo eso de ahí, porque dice la palabra de Dios que cuando una gente se convierta a Cristo, ¿qué es? que bueno que lo saben una nueva criatura y dice la biblia aquí todas las cosas viejas pasaron y que dice todas son hechas nuevas no me venga con el cuentecito no en mi casa yo me acostumbré yo soy un hombre violento con mi mujer porque yo vi la violencia de mi papá contra mi mamá no te luce no te luz no te luz si tú eres de cristo tú tienes el espíritu de cristo Y si tú eres de Cristo, busca a Cristo maltratando a su iglesia, búscalo por algún lado. Te reto a que lo busques en la Biblia y no lo vas a encontrar. Todo lo contrario. Lo único que Cristo hizo fue que nosotros como iglesia, miren a quién le están hablando estos apóstoles. Le están hablando a las iglesias en la dispersión. Y a Corintios le está hablando Pablo. Y a los gálatas le está hablando Pablo también. ¿Y qué es lo que está diciendo? Que esta gente estaban haciendo cosas contrarias al evangelio. ¿Y dónde está Cristo que entonces dice, le voy a mandar un misil a esa iglesia para destruirla? No, amados hermanos, eso no es lo que Cristo hace. Ese mismo Cristo que mantuvo esas iglesias después de su resurrección y la mantiene hasta el día de hoy, fue el mismo Cristo que derramó su sangre en la cruz del Calvario por cada uno de nosotros. Y si yo te pregunto con limpia conciencia, ¿qué hiciste tú bueno para que Cristo te salvara a ti o a mí? Lo único que yo hice fue hacer cosas contra Dios. ¿Y sabe lo que Dios hizo? Él puso mi nombre desde antes de la fundación del mundo en el libro de la vida. Y puso el nombre de cada creyente en ese libro de la vida. Entonces tú y yo no hemos hecho absolutamente nada para ganarnos el reino de los cielos. porque dice la biblia porque por gracias soy salvos por medio de la fe y esto no de vosotros pues es un don de dios no por obras para que para que nadie se gloríe entonces no estamos hablando ahí le está hablando dios a las iglesias y ahí le está hablando dios a cada uno de nosotros y lo que nos está diciendo la palabra de dios es claramente que a pesar de nosotros haber actuado con esa maldad dios nos salvó de manera de que la persona que se está victimizando no le luce. Esta persona regularmente culpa a los padres, culpa a su pareja, culpa a los hijos, culpa a alguien en el trabajo que le ha caído o le ha cogido con ella. Esa persona, yo no sé qué es lo que le pasa, pero yo le caigo mal. Alguien en la iglesia, siempre hay alguien, siempre hay una excusa. Aún más, estos celos amargos y la falta de comprensión o reconocimiento de ellos y la irresponsabilidad de no admitirlos y arrepentirnos nos pueden llevar aún a culpar a Dios de todo lo que nos pasa. Ustedes se dan cuenta la cadena como es. La cadena es que siempre hay alguien. Mi papá, mi mamá, cuando yo estaba pequeño me hicieron mucho daño. Los primos míos, como yo me crié dentro de mis primos, no con mis hermanos, sino que mi papá y mi mamá me abandonaron. Los primos míos le cogieron conmigo. Siempre hay algo, siempre hay algo en el pasado. ¿Y saben dónde puede llegar esta culpa? A culpar al mismo Dios. al mismo Dios. Y es difícil, ustedes dirán, es un poco difícil. Vamos a ver un caso en la Biblia para que ustedes vean. Eso mismo pasó con Noemí. Noemí, la suegra de Ruth, que después de haber fracasado en Moab, cuando regresaba a su pueblo Belén, sus vecinas la recibieron con alegría. Vamos a Ruth en el Antiguo Testamento. Ruth, capítulo 1, versículos 18 al 21. Ruth 1, 18 al 21. Y le voy a resumir lo que dice ahí, después ustedes lo pueden leer en la casa. Pero miren lo que pasó. Después de haber fracasado en Moab, cuando regresaba a su pueblo Belén, sus vecinas la recibieron con alegría. Pero ella se queja y dice que Dios la ha tratado muy mal. Y por eso ahora quiere, oigan esto que interesante. ¿Cómo era que se llamaba ella? Ella se llamaba, Noemí, y miren lo que ella dice, ella quiere que le llamen ahora no Noemí, sino que le llamen Mara. ¿Y sabe lo que quiere decir eso? Amargura. Ella quiere que le llamen amargura. Pero la culpa se le echó, en última instancia se le echó a Dios. ¿Piensan ustedes que Dios es culpable de nuestra situación? De ninguna manera. Lo único que Dios nos hace a nosotros es el bien. Lo único que Dios quiere para nosotros es el bien. Aún él tenga que utilizar pruebas para hacernos ese bien. Esos frutos, celos amargos, amarguras, actancia, mentiras contra la verdad, no es sabiduría divina. Cuando una gente se manifiesta de esta manera, eso no es sabiduría divina. Eso es sabiduría terrenal, animal, sabiduría diabólica. Eso es lo que dice la Biblia. no desciende de lo alto, más bien esta sabiduría terrenal, animal, es diabólica. La Biblia latinoamericana traduce Santiago 3.16, miren cómo lo traduce, porque donde hay celos y ambición personal, allí hay confusión y toda cosa mala. Esa palabra ambición personal Es deseo por ser reconocido, deseo por ser reconocido, por destacarse o promoverse dañando la reputación de otros. Eso se da en todos los aspectos. Eso se puede dar en una familia, eso se puede dar en función de que el esposo quiera humillar a la mujer y quiera ser el que resalte en la casa. Puede ser la mujer que quiera humillar al hombre y quiera ser ella la que resalte en la casa. Puede ser en el trabajo, puede ser que te den un puesto nuevo y ya tú quieras aprovecharte de tu puesto nuevo para pisotear a los que están debajo. Pero eso no se da solamente en esos ámbitos, eso se da dentro de la iglesia. En la iglesia puede ser que alguien, por el hecho de tener un escalafón mayor que el otro, se crea que es mayor. El problema grave en la iglesia, en el mundo luce eso, el problema grave en la iglesia es que mientras más rango tú tengas, tú debes ser más parecido a Cristo. y ese señor Jesucristo al cual nosotros decimos seguir y decimos honrar fue el que lavó los pies a los doce discípulos y ese señor Jesucristo fue que dijo en el reino de los cielos no será así como en el reino de los hombres en el reino de los cielos el mayor que servirá al menor entonces amado amigo amado hermano si tu función dentro de la iglesia es ser como la gente del mundo te equivocaste porque la iglesia no es el lugar para eso En la iglesia las cosas son totalmente diferentes. La sabiduría divina nos enseña y nos manda que nosotros debemos tener la disposición de servirnos unos a otros. Y no es sentirte inferior al otro. La Biblia nos manda eso. Pero amados hermanos, es un honor hacerlo. Es un honor hacerlo según la palabra de Dios. Eso fue lo que Cristo hizo. Cristo es Dios y Cristo le lavó los sucios pies a doce hombres que estaban ahí. La sabiduría que viene de Dios es diferente. La sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después es pacífica, después es amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre, sin hipocresía. Cuando vemos esa palabra, pureza, no es más que la ausencia de todo lo que contamina, sin defecto, sin error, sin adulteración. Es importante para Dios, quien es el único verdaderamente puro, que nosotros tengamos esta pureza. En segundo lugar, dice que pacífico, que es pacífico, quiere decir tranquilo, sosegado, que no provoca luchas o discordia, ni es contradictorio. Es una persona que tiene la mecha sumamente larga, como decíamos en una de las prédicas, y después de que la mecha es bastante larga, la moja muy mojada, con agua, para que no prendan nunca. Eso es un pacificador. No es aquel de mecha corta, que cualquier cosa explota. No, no, amado hermano. Si eso te está pasando, amado hermano o amada hermana, revísate, porque la palabra de Dios dice que debemos ser pacificadores, debemos ser amables. Esta palabra en el griego es Crestos. bueno, útil, actuar con amabilidad. Está relacionado con una actitud de amor, benevolencia, compasión hacia los demás, sin importar las circunstancias o el trato recibido. Hay personas que son explosivas en los trabajos. Hay personas que a cualquier compañero le habla mal porque en su casa tuvo un problema. ¿Y qué tiene que ver esa persona con que en tu casa hubo un problema? Yo siempre digo lo siguiente, cuando tú salgas del trabajo, si en el trabajo hay muchos problemas, deja la ropa del trabajo, y me refiero a la parte emocional tuya, déjala con la ropa ahí en la puerta del trabajo. Cuando tú llegas a tu casa, llega como tú eres. Y en el trabajo, sé como tú eres siempre. Si tú eres un creyente, si tú eres alguien con estas características, no importa la tensión que te ponga el trabajo. Nosotros, amados hermanos, nosotros debemos actuar, y lo he dicho en más de una ocasión. Anteriormente, las personas que son aquí de mi edad más o menos, saben que antes habían unas ollas de presión que explotaban. Habían unas ollas de presión que explotaban. ¿Por qué explotaban esas ollas de presión? La carne se ablandaba en esas ollas de presión. Se ablandaba la bichuela, los granos se ablandaban ahí. ¿Y qué era lo que pasaba? Que esas ollas de presión tenían solamente un escape, una válvula de escape. Y tenían algo muy pesado en esa válvula de escape. Y eso, cuando ya empezaba a hervir, todos aquellos que saben que son de mi edad, nada más oían en la cocina, pero qué pasa que si subía una uno de los granos y obstruía esa válvula de escape qué pasaba al rato de una mano y el boom y todo el que estaba por ahí se iba hubieron gente que murieron hubieron gente que murieron la soya de presión para los modernos para los jóvenes ahora le voy a hablar en su idioma Las ollas de presión ahora tienen un precinto de seguridad, tienen la misma válvula de escape en el medio, pero tienen una gomita, un precinto de seguridad lateral. ¿Para qué es eso? Para que si la válvula principal se obstruye, ¿qué pasa? Sale por otro sitio y no explota. Hay personas que son como la olla de presión vieja. Y hay personas que por cualquier cosa no tienen precinto de seguridad. Pues déjame decirte que si tú no tienes un precinto de seguridad, tú no has nacido de nuevo. Tú eres una olla de presión vieja y seguirás siendo una olla de presión vieja. Los que hemos creído en Cristo somos como la olla de presión moderna, que tenemos un precinto de seguridad. ¿Sabe con quién tú debes descargar tu furia? ¿Con quién tú debes descargar tu odio? ¿Con quién tú debes descargar toda tu frustración de vida? contra Cristo. ¿Cómo así? En oración. Señor, mira, yo estoy frustrado. Señor, yo tengo algo contra tal. Ponle toda tu carga sobre Jehová. Eso es lo que dice la Biblia. Pon tu carga sobre Jehová y él hará. Pero tú no tienes ningún derecho de estar descargando contra tu mujer, contra tu esposo, contra tus hijos, contra tu compañero de trabajo, contra quien sea. Tú ni yo tenemos derecho de hacerlo. Porque cuando tú y yo lo hacemos, lo que estamos es avergonzando el nombre de Cristo. Y nosotros lo único que estamos haciendo es descargando contra la persona equivocada. Si la Biblia dice pon toda tu carga sobre roba, toda esa carga que tú tienes, no venga como que tú eres una olla de presión de antes. No, o tú eres una olla de presión de antes o tú eres una olla de presión moderna. No hay otra forma. Entonces, amados hermanos, toda frustración, toda carga, toda furia que nosotros tengamos para descargar. No lo hagamos contra una persona hecha a la imagen y semejanza de Cristo y esa persona hecha a la imagen y semejanza de Cristo. Sabe quién es también tus hijos, por pequeños que sean. porque a veces entonces no es yo soy tu papá yo soy tu mamá no te lo prestaron para que tú le des la orientación que cristo quiere que tú le des no te equivoques tú eres un mayordomo tú eres una administración de un administrador de la gracia de dios a veces no creemos con aquel derecho porque yo soy que te estoy criando yo sé que toda la comida no a ti te la dan también no a ti te la dan también cristo el que te la da a ti si eres un hijo de dios Y si no eres, también te la da. Porque dice la palabra de Dios que es Cristo el que alimenta a unos pájaros del cielo. Y Él es que permite que tú estés trabajando, Él es que te permite estar en salud. Entonces no te valentones diciéndole a los hijos, yo no sé que tú harías sin mí. No, no, no, las aves del cielo no siembran ni ciegan y Dios le da de comer. Entonces, amados hermanos, eso es para que nosotros aprendamos a respetar aún a nuestros hijos. Y cuando la Biblia dice que nosotros debemos tratar a los demás como superiores a nosotros mismos, ahí están incluidos los hijos. ¿Por qué yo pongo el ejemplo de los hijos? Porque son las víctimas mayores de todo esto. Descargamos la furia con ellos, nos incomodamos y entonces se lo decimos. Yo no sé qué tú harías sin mí. No, él va a vivir. Él va a vivir. Él va a vivir. Esos van a gloriarse. Eso es parte de lo que nosotros vemos ahí. Nosotros, acuérdense que estamos viendo una sabiduría divina, una sabiduría terrenal, animal, diabólica. Y a veces nosotros actuamos como terrenal, como animales, y como que viene del mismo infierno lo que estamos diciendo. Y a veces creamos y dañamos esos tiernos corazoncitos de nuestros hijos. de esa manera, y ni decir con el esposo, y ni decir con la esposa, y ni decir con la gente en el trabajo, y ni hablar dentro de la iglesia. Amado hermano, no nos luce, a ninguno nos luce. El deber tuyo, el deber mío, es captar la sabiduría divina, hacer la voluntad de Dios. Las bienaventuranzas fueron escritas para los creyentes, Y si la palabra de Dios dice, bienaventurados los pacificadores, tú y yo debemos ser pacificadores. Toda esa guerra que ustedes están viendo en Ucrania, la que está pasando entre Israel y Palestina, ¿por qué ustedes creen que es eso? Ah, porque tienen a Dios en su corazón, precisamente porque no lo tienen es que está pasando el problema. Ah, pero eso no es el pueblo de Dios, ustedes lo dijeron. Y la iglesia no es el pueblo de Dios. Y no es a la iglesia que le está hablando el apóstol. Esa es la iglesia que le está hablando y en la iglesia había celos, distensiones, habían problemas en la iglesia, habían distensiones, problemas, odios, rencores, murmuraciones, chismes. ¿Sabe por qué están pasando esas guerras? Precisamente porque Cristo no aparece por ningún sitio ahí. En la vida de esos hombres no. Habrán algunos que son creyentes dentro de ambos pueblos. Pero amados hermanos, en un pueblo donde Cristo reina, no hay eso. No existe eso. donde Cristo reina, no que lo tengan por nombre, no que mienten que somos el pueblo de Dios, como una de las canciones. Amados hermanos, Dios espera de nosotros que nosotros tengamos estas marcas. Amable, benigna, compartiendo ejemplarmente con con todo el que es creyente y el que no es creyente, relacionado con gracia, ternura y compasión. La palabra misericordia también vemos en ese versículo. Es la disposición a compadecerse de los sufrimientos y miserias ajenas. Es uno de los principales atributos divinos. Buenos frutos, buenas acciones que agraden a Dios. Dios espera, amados hermanos, que el parto que nosotros tengamos de todo esto aprendido Es buenos frutos, no es malos frutos. Por eso yo le he dicho en más de una ocasión, cuidémonos de nosotros, predicar, predicar, predicar, predicar y predicar. Hay gente que predica mucho, qué bendición. Pero si esa predicación no va acompañada de un estilo de vida que mueva a la gente, callémonos mejor. Hemos tenido testimonio en la oración en días pasados donde hermanos o hermanas han dicho realmente qué ha pasado en su trabajo y cómo en su trabajo han notado cambios en su conducta y en su vida. Y cómo personas han dicho la verdad es que tú eres diferente desde que estás asistiendo a la iglesia. Amado hermano, es una bendición. Pero qué problema es cuando digan, ah, tú vas a esa iglesia. No, dímelo para yo ni ir. En otras palabras, si eso es lo que se está produciendo en tu corazón y esa ira, esa amargura que tú tienes y esos rencores que tú tienes, lo que se está promoviendo ahí. Yo no me acerco a esa iglesia. Amado hermano, eso es triste. Una sabiduría es divina, otra sabiduría es terrenal. Son dos cosas diferentes. La palabra de Dios habla sin incertidumbre, es la falta de certeza, falta de seguridad, sinónimo de duda y vacilación. Una persona que es creyente no duda, dice la palabra de Dios, sea vuestro hablar sí, sí, no, no, a más de esto es pecado. porque el que duda es semejante a las olas del mar. Amado hermano, Dios no espera que nosotros estemos dudando. Por eso nosotros vamos a la Biblia. Si tú tienes dudas de lo que se está hablando aquí, tú tienes todo el derecho de dudarlo, que el hombre que está aquí habla todo el derecho. Pero cuando tú lo leen la Biblia, no. Y por eso nosotros procuramos. Vamos a la Biblia, vamos a la Biblia, vamos a un versículo, porque el hombre que está aquí se equivoca y Dios se equivoca. Entonces dice la palabra de Dios que el que duda es semejante a las ondas del mar, que son llevadas de un sitio a otro, de un sitio a otro. El creyente no debe dudar. El creyente que cree en Cristo cree en la verdad. Y obviamente mucha gente te va a cuestionar. ¿Y cómo tú sabes que ese es el Dios verdadero? ¿Qué tú le vas a decir? ¿Qué tú le vas a decir? No, porque la Biblia lo dice. No, aparte de que la Biblia lo dice, que es verdad que lo dice. Él ha cambiado mi vida. El mejor testimonio es Él ha cambiado mi vida. Yo soy un hombre nuevo, yo soy una mujer nueva en Cristo. Amados hermanos, es un testimonio vivo. La palabra de Dios ahí nos habla de hipocresía también. Es fingir lo que en realidad no se es. ¿Se acuerdan que hemos dicho en más de una ocasión que la palabra hipócrita era utilizada para los actores y las actrices? Un actor es un hipócrita. Una actriz es un hipócrita. ¿Por qué? Porque se viste de algo que él no es. Él está haciendo un papel. Es quien oculta su verdadero carácter o motivos cuando especialmente asume una aparente religiosidad. Ejemplo, los fariseos. ¿Quién se vestía mejor que los fariseos? Los fariseos eran la élite religiosa de la época. ¿Con quién tuvo el Señor Jesucristo problema? con las prostitutas, con los ladrones, o con los fariseos, con los fariseos, con los religiosos de la época. ¿Por qué? Porque para ellos, ellos iban a entrar al reino de los cielos. Y no solamente que ellos iban a entrar al reino de los cielos. Ellos entraron dentro del reino de los cielos, según ellos, y le pusieron un candado a la puerta. Y un candado muy bueno para que nadie más entrara. Amados hermanos, eso no es lo que Cristo hace. Cristo todo lo contrario. Cristo abrió el camino para que todo hombre que quiera entre a su presencia. obviamente él tiene sus requisitos él tiene su requisito creer en él finalmente el versículo 18 de santiago 3 santiago 3 18 dice la palabra de dios y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz Este versículo nos recuerda que el fruto de justicia, al sembrarlo en paz, nosotros obtendremos la paz que el mundo no entiende. Cuando hacemos esfuerzos para cultivar relaciones saludables, relaciones pacíficas en nuestras vidas, experimentamos los beneficios de la justicia y la armonía en nuestras acciones. Acuérdense que la palabra de Dios dice, lo que el hombre sembrare, Eso cosechará. Siembra viento, dice un refrán popular, y cosecha tempestades. Hay gente que siembra esos mientos, hay gente que siembra esa maldad y después quiere cosechar buenos frutos. La palabra de Dios no nos dice eso. La palabra de Dios nos dice que nosotros debemos sembrar en paz. Y eso quiere decir que nosotros debemos estar siempre aprestos a enseñar, siempre aprestos a ser misericordiosos. Al hacerlo, amados hermanos, nosotros honramos a Dios y construimos un futuro mejor para nosotros y para aquellos que nos rodean. El apóstol nos enseña, nos dice, nos exhorta a que nosotros tratemos de practicar lo que es la sabiduría divina si la tenemos en nuestro corazón. Pero por el contrario, hemos visto los frutos también. de aquellos que no tienen la sabiduría divina, sino la sabiduría terrenal. Quiera Dios hablar a nuestros corazones, amados hermanos, y hacernos entender con relación a estas dos diferentes sabidurías. Si hay alguien aquí que no conoce a Cristo como Señor y Salvador, sería bueno que haga las paces con Cristo. Vamos a orar. Padre bueno, Dios eterno, Una vez más, venimos delante de tu presencia. Agradecido por el cuidado que tú tienes de nosotros, por tu amor, por tu misericordia. Te pedimos, Señor, que seas tú enseñándonos cada día a tener las marcas de aquellos que tienen la sabiduría divina. Que seas tú poniendo en nuestros corazones esas bienaventuranzas, que nosotros las hagamos propias en nuestras vidas para agradarte a ti. que seamos verdaderamente transformados de un corazón de piedra a un corazón de carne. Si ya tú lo has hecho en nuestras vidas, Señor, que sea evidente ese cambio. Pero si tú no lo has hecho, Señor, te pedimos que seas tú trayendo arrepentimiento a todos aquellos que tienen dureza de corazón. Que seas tú siendo misericordioso para traer las almas al arrepentimiento. Que seas tú misericordioso para cambiar la vida de aquellos que tienen amargura de corazón. Señor, solamente tu santo espíritu puede obrar en este sentido. Sé tú con nosotros cambiándonos para la gloria tuya. Alabamos tu nombre, pedimos tu bendición. En el nombre de Cristo Jesús, amén.
Dos Tipos Diferentes de Sabiduría
Série Santiago
Identifiant du sermon | 11122316584941 |
Durée | 49:11 |
Date | |
Catégorie | Service du dimanche |
Texte biblique | Jacques 3:13-18 |
Langue | espagnol |
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