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Mateo capítulo 10 regresamos a los versículos del 1 al 5 comenzamos a verlos esta mañana si no nos acompañaron estamos viendo estos versículos pensando en los elementos que encontramos en el discipulado fiel estamos tomando nota de cómo el señor prepara discípulos y aprendemos algo de nuestra propia obra hoy día en preparar a los siervos de Dios para el ministerio en la vida de la iglesia. Así que comenzamos leyendo en el versículo uno de Mateo 10. La Biblia dice, entonces llamando a sus doce discípulos les dio autoridad sobre los espíritus inmundos para que los echasen fuera y para sanar toda enfermedad y toda dolencia. Los nombres de los 12 apóstoles son estos. Primero Simón, llamado Pedro. Y Andrés, su hermano. Jacobo, hijo de Zebedeo. Y Juan, su hermano. Felipe, Bartolomé. Tomás. Mateo, el publicano. Jacobo, hijo de Alfeo. Leveo, por sobrenombre Tadeo. Simón, el cananista. Y Judas Iscariote, el que también le entregó. A estos dos se envió Jesús y les dio instrucciones. Señor, nos hemos reunido de nuevo para darte alabanza a ti, y eso es bueno para nuestra alma. Estamos muy agradecidos de que tú le has entregado a tu iglesia los medios para el ministerio por el cual podemos ser fortalecidos, motivados, edificados en nuestra fe, preparados para cada día que enfrentamos. Fortalecidos para que podamos perseverar. Y la explicación, en última instancia, es tu poder que preserva. Te damos las gracias que nos has amado y nos has unido a tu Hijo y nos has dado vida en Él. Y nos has dado el nombre de Hijo de Dios. Vestido, nos has vestido de su justicia. Nos has puesto en una posición donde el maligno no nos puede tocar. Como cantamos hace un momento, Cristo es mío para siempre. Estamos muy agradecidos por eso. No solo nos has salvado, sino que nos preservas. Nos reunimos alrededor de tu palabra, porque esta es nuestra comida, este es nuestro alimento, nuestro sustento, y te pedimos que nos enseñes. Y yo no estoy, yo no soy adecuado para esto. Yo dependo de ti. Todos dependemos de ti al predicar y al escuchar. Solo tú, el Dios vivo, puedes cambiarnos. Que nuestro corazón, Señor, haya sido, que tú hayas tratado con él de la manera que lo necesitamos. Corrígenos donde lo necesitamos. Motívanos donde lo necesitamos. Señor, tú nos conoces. Conoces a tus siervos perfectamente. Así que tú, Espíritu de Dios, toma Tu espada y trata con nosotros lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén. La oración es algo no negociable. en la vida y el ministerio. Eso lo vimos en el capítulo 9, versículo 38. El Señor Jesús ha visto la gran necesidad que hay en este mundo, y Él le ha enseñado a sus discípulos a ver a Dios para poder llenar esas necesidades. Por lo tanto, dice, rogad pues al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies, en Mateo 9, 38. Dice que la mies es mucha, pero los obreros son pocos. Así que, ¿cómo tratamos con este problema? Oramos. Rogamos. al Señor de la mies, que Él envíe obreros a su mies. La oración es esencial. Y este es el primer paso a la hora de desarrollar discípulos. Todos tuvimos que aprender nuestra dependencia absoluta en Dios. Ahí es donde estábamos cuando el Señor nos salvó y ahí es donde debemos permanecer al caminar con Cristo. Un continuo entendimiento de nuestra necesidad delante de Dios. Nuestra dependencia de Dios. Pero nuestro Señor no se detiene con la oración. Al llegar al capítulo 10, vemos una transición. Mateo nos ha estado diciendo qué es lo que Jesús hizo. Ahora nos dice qué es lo que Jesús hizo para preparar a sus hombres para lo que ellos iban a hacer. Estamos a punto de verlos ser enviados como en una misión de entrenamiento temprano, una experiencia de ministerio que los entrenaría para el ministerio después de la ascensión de Nuestro Señor, el ministerio que les sería encomendado por el resto de su vida. Así que al pensar en eso, estamos prestando atención a algunos de los elementos que encontramos en estos versículos acerca de cómo nuestro Señor preparó a sus hombres y pensando cómo esas verdades nos instruyen a nosotros cuando nosotros preparamos a hombres para el ministerio. Es decir, estamos pensando en el discipulado fiel. Y hay cuatro puntos que les quiero dar. Eso lo tratamos con el primero esta mañana. Hablamos de la acción que acompaña a la oración. Jesús llamó a estos hombres a orar y luego tomó acción después de llamarlos y exhortarlos. a esa necesidad de oración que hace? Vimos del Evangelio de Lucas que Jesús mismo oró. Él oró la noche entera antes de llamar a estos hombres a sí mismo y comisionó a estos doce apóstoles. Así que nuestro Señor fue el gran maestro, el modelo perfecto de lo que estaba llamando a sus discípulos a hacer. Y hablamos de la importancia en la obra de discipulado de no solo impartir instrucción, sino también impartir un ejemplo. tomamos eso aún a la vida hogareña, pensando en criar a la próxima generación. Y lo importante que es como padres, no solo instruir a nuestros hijos, sino mostrarles el camino, ser ejemplos vivos de las cosas que les enseñamos. Así como ese ejemplo debe ser puesto en la vida del hogar, también debe ser puesto en la vida de la iglesia. No solo oramos, sino que tomamos acción para vivir lo que exhortamos y sobre lo que instruimos. Así que él mismo oró y luego escoge 12 apóstoles que servirían como respuesta a la oración de la necesidad que había. Rogado pues al Señor de la Mies que envíe obreros a su Mies. ¿Qué van a hacer estos doce hombres? Van a ser obreros en la Mies del Señor. Así que estos hombres no solo debían orar por estas cosas, sino debían estar listos para hacer una respuesta a sus propias oraciones. Y hablamos de la importancia de estar dispuestos a actuar sobre las cosas sobre las que hemos estado orando. Oramos por nuestros matrimonios, pero debemos preguntarnos si estamos dispuestos a vivir como Dios quiere en nuestro matrimonio. Oramos por la creencia de nuestros hijos, pero estamos dispuestos a abrazar los mandatos de la Escritura para ser buenos padres. Y puedes aplicarlo en cualquier otro tema que quieras hablar. Oramos sobre estas cosas, pero debemos preguntarnos si estamos listos y dispuestos para estar activos en la respuesta a la oración. Eso es importante al pensar en cómo entrenar personas para el ministerio. ¿Estás tú dispuesto a hacer a un lado el doble ánimo como el libro de Santiago dice? Estoy listo. Yo le estoy pidiendo al Señor que me muestre su respuesta en su palabra y debo yo preguntarme si estoy dispuesto a ser obediente al buscar el rostro de Dios. Hablamos del tipo de hombres que están calificados para ser discipulados, estos eran hombres salvos. Hablamos de las etapas de su llamado. Inicialmente, tuvieron fe en Jesucristo como Mesías. Algunos de ellos fueron llamados alejándolos de su trabajo secular? Hablamos de la naturaleza del discipulado, de que es una amistad espiritual y cómo caminamos juntos en esta senda de seguir al Señor Jesucristo y cómo esto ocurre en la vida de la iglesia. Estos son hombres que se les daría oportunidad de ministerio. para prepararlos para el ministerio futuro. Hablamos de la importancia de colocar a las personas en posiciones y situaciones en las que practican las cosas que están aprendiendo, pero con responsabilidad, con supervisión, rindiendo cuentas. Así que hablamos de todas las acciones que acompañan a la oración. lo que nos lleva al segundo punto esta noche. No solo vemos la acción que acompaña a la oración, sino que en el ejemplo de nuestro Señor, vemos la autoridad que acompaña al propósito. La autoridad que acompaña al propósito. Hay una acción que acompaña a la oración y hay autoridad que acompaña al propósito del Señor para nuestra vida. Este es un principio para todos los tiempos. Dios nos da autoridad según la asignatura que Él nos ha dado. El Señor llamó a estos hombres y los va a enviar en una misión. ¿Qué hace antes de enviarlos? Les da autoridad para lo que ellos van a hacer. Jesús les dio autoridad sobre espíritus inmundos para que los echasen fuera y para sanar toda enfermedad y toda dolencia. El idioma cambia. se refiere a el texto a los 12 discípulos en el versículo 1 y luego en el versículo 2 se les dice apóstoles es decir hombres enviados y son enviados con la autoridad del señor Lo mismo es cierto hoy día. Se nos han dado asignaturas para el ministerio y el Señor da autoridad para esas asignaturas. La autoridad es bíblica. Es decir, las limitaciones de nuestra autoridad siempre van a estar en la Escritura, nada fuera de la Escritura. Así que es una autoridad limitada y es una autoridad mediada. Es decir, no nos pertenece la autoridad por naturaleza. Es una autoridad que ha sido asignada a nosotros. Es una mayordomía. para los cuales nosotros debemos rendir cuentas. La autoridad que Dios da para el ministerio siempre es para edificación, nunca para destrucción. Nunca debe ser ejercitada de manera que exalte a una persona y por lo tanto destructiva a las personas que tienen que someterse a ella. Es una autoridad que se da para el servicio, para beneficiar a alguien más, para invertir en alguien más. para edificar a otra persona. Y esto es cierto en todo aspecto de autoridad, en todo ámbito de autoridad. Aún cuando piensas a la autoridad que tienes como padres, tú vas a dar rendir cuentas a Jesús acerca de cómo tú ejercitaste esa autoridad. Y Dios te dio esa autoridad para edificar a tus hijos en la fe, para supervisarlos de tal manera que les ayude en la vida. No es para destruirlos, sino para edificarlos. Lo mismo es cierto en el matrimonio y en la iglesia. Cuando Pablo habla de autoridad apostólica en 2 Corintios 10, él dice que aunque él hable de esa autoridad, y lo está haciendo para reprender a los apóstoles falsos que estaban perturbando a los corintios, Él tuvo que hacerlo para defender su apostolado. Así que, aunque él hablara de la autoridad que el Señor le dio para edificación y no para destrucción, en 2 Corintios 18, dice, no me avergonzaré. Yo sé, le dice el Señor apóstol. Dios nos dio esta autoridad para edificarlos, no para destruirlos. En 2 Corintios 13, 10, lo repite. Por esto os escribo estando ausente, para no usar de severidad cuando esté presente conforme la autoridad que el Señor me ha dado. Quiero decir algo. Hay un tiempo en el que esa autoridad se ejercita de una manera fuerte. Pablo iba a encontrarse con esta iglesia y quizás iba a ser necesario que él trate con ellos con fuerza. Les dice, sin embargo, no quiere usar de severidad. Dice, cuando esté presente, para no usar de severidad cuando esté presente conforme la autoridad que el Señor me ha dado, para edificación y no para destrucción. Así que si entendemos la autoridad correctamente, siempre lo vemos en ese contexto. La autoridad se da para edificación, no para destrucción. No se da para la autoexaltación, sino para servir, como Cristo nos sirvió para desposar a las personas al Señor Jesucristo y ser instrumentos para ayudarles en su caminar con Cristo. Y sin embargo, esa autoridad es práctica y efectiva. como escuchamos en las palabras de Pablo, que él no quiere ser severo, pero es una autoridad real, práctica y efectiva. Algo que debemos notar mientras el Señor le da autoridad a estos 12, es una autoridad única. La autoridad que el Señor le da a ellos no es la misma autoridad que nos da a nosotros, y vamos a hablar de esto en un momento, pero es única. Y una de las cosas que lo hace única es que es comunicada directamente por Cristo. Jesús les dio autoridad. Esto lo vemos de las primeras palabras. Entonces, llamando a sus 12 discípulos, les dio autoridad. Jesús les dio autoridad sobre los espíritus inmundos para que los echasen fuera y para sanar toda enfermedad y toda dolencia. Esto habla de la identidad de Jesús de Nazaret. Él tiene la autoridad para comunicar autoridad. Y la autoridad que Él comunica tiene que ver con el uso del poder de Dios. ¿Quién puede comunicar la autoridad de echar fuera demonios? ¿Quién puede comunicar la autoridad de sanar todo tipo de enfermedades y dolencias? El Señor Jesús lo pudo hacer, porque Él es el Hijo de Dios. Así que tú puedes ver lo único de aquel que está dando la autoridad. Él tiene la autoridad para decirle a estos 12 hombres, esto es lo que ustedes van a poder hacer. Y eso es una autoridad única. Y también es única en que lo que está comunicando les tiene que ver con señales milagrosas. Echó Jesús fuera de demonios, ellos van a poder echar fuera de demonios. Él sanó enfermedades, ellos van a poder hacer lo mismo en su nombre. Y Él hace esto de nuevo, más adelante, con 72 discípulos que Él envía afuera. Lucas 10.17, Volvieron los setenta con gozo, diciendo, Señor, aun los demonios se nos sujetan en tu nombre. Y les dijo, Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Y aquí os doy por testadio ya serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará. Pero no os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos. Esto es una comunicación única de autoridad y habla de la identidad de Jesús como el Hijo de Dios. Estos hombres, por un tiempo, iban a servir como extensión de la presencia de Jesús. Lo que Jesús estaba haciendo, ellos iban a poder hacer, y Jesús les dio la autoridad para hacer eso. Esto es único, sin embargo, quiero que entendamos que en al menos un sentido esto no ha cambiado. Esto es una acción común. los señales de un apóstol, eso es único y no se puede repetir, pero el Señor aún envía a sus discípulos al mundo con su autoridad. Quiero que nos tengamos un momento y pensar, si estuviéramos entre los 12 y nos dice que íbamos a tener autoridad para hacer esto, si tú conoces que Él es el Mesías y que Él es el Hijo de Dios, tú no dudas de que vas a tener esa autoridad. Él te ha dicho que la tendrás, y por lo tanto, tú sabes que es verdad. Y cuando los setenta regresan, ellos se regocijan porque descubrieron que era cierto. Tú sabes que cuando el Señor le dio la gran comisión a Su iglesia, Él habla de autoridad. Mateo 28, 18, Jesús se acercó y les habló diciendo, Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado y he aquí. Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo. Él está con nosotros, dice Él. Al salir nosotros a ser discípulos, Él está con nosotros. Al salir al mundo, nos reunimos en la iglesia para ser edificados, nos reunimos para ser fortalecidos y entrenados. Luego salimos de este lugar, de esta reunión de los santos, salimos como ministros de reconciliación, como evangelistas al mundo. y nuestro Señor va con nosotros al salir y hacer discípulos. La siguiente oportunidad que tengas la oportunidad de evangelizar a alguien, recuerda que no estás solo. El Señor está ahí contigo. Él está ahí contigo mientras tú compartes las buenas nuevas de Jesús, mientras compartes la palabra de Dios. Hacemos discípulos y les enseñamos. todo lo que Él nos ha dado para impartirle a sus discípulos. Así que al predicar la palabra de Dios, el Señor está con nosotros. Al enseñar en nuestros estudios bíblicos, el Señor está con nosotros. Al reunirnos en nuestros pequeños grupos, el Señor está con nosotros. Aún cuando servimos como discipuladores de la próxima generación en nuestros hogares, no lo hacemos solos, el Señor está con nosotros. Eso debe motivarnos. darnos la motivación, confianza y valentía apropiada. No estamos haciendo eso solo en su nombre, sino lo estamos haciendo en su presencia y con su ayuda. Y él promete que él estará con nosotros mientras él nos deje acá para hacer su obra hasta el fin del mundo, hasta el fin de las edades, hasta que lo veamos cara a cara. No solo nos ha llamado a una obra, nos ha dado la autoridad y la habilidad que necesitamos para poder lograr esa obra. No te envía, sin el equipo necesario. Así como Él comisionó a los doce, los envían una misión única, les da la autoridad que ellos necesitan para cumplir la misión, luego el Señor nos llama a nosotros al ministerio, nos envía y nos da todo lo que necesitamos para hacer lo que nos ha llamado a hacer y eso no ha cambiado. Y eso involucra poder real. Así como ellos vieron el poder de Dios desplegado en la autoridad que Jesús les dio, así tú y yo estamos operando en el ministerio. Si estamos operando, Bajo el Señorío de Cristo, nosotros estamos operando en el poder que viene de Dios por el Espíritu Santo. No es una fortaleza propia, sino la fortaleza que Él nos da. Hechos 1.8 dice, pero recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra. Pablo describe la obra de Dios en Colosenses 1.8, que él estaba esforzado con toda la energía de Dios que estaba obrando en él. Primera de Corintios 15.10, Pablo dice, por la gracia de Dios, soy lo que soy. Y su gracia en mí no fue en vano. Pero no fui yo, sino la gracia de Dios en mí. Efesios 3.7 dice Pablo que él fue hecho un ministro por la gracia de Dios según la obra de su poder. ¿Reconoces la necesidad del poder de Dios y la fidelidad de Dios para suplirnos con el poder que necesitamos para obedecerle? para poder hacer el ministerio que Él nos ha asignado. Así que hay una acción que acompaña a la oración. Oramos, por supuesto, pero luego estamos listos para hacer una respuesta a nuestra oración. Y hay una autoridad que acompaña el propósito. Cuando Dios tiene algo para nosotros, nos da la autoridad para llevar a cabo la obra que se necesita y el poder que se necesita para hacerlo. Y así como un entendimiento correcto de la oración es necesario en la obra del discipulado, también es vitalmente importante al discipular personas que les enseñemos una perspectiva apropiada de la autoridad. ¿Estamos haciendo esto correctamente? ¿Estamos enseñándoles a las personas un entendimiento bíblico y piadoso de la autoridad? Sí, en primer lugar, la autoridad de Dios. pero también cómo Dios que tiene autoridad sobre nosotros ha diseñado trabajar a través de la autoridad. Estamos enseñando a las personas que respeten la autoridad. Dios nos bendice con dones que recibimos después de ser salvos. También nos bendice con cosas que recibimos antes de ser salvos y que luego podemos accesar después de ser salvos. Uno de esos dones naturales que Dios me dio a mí y a mi familia, aún cuando mi papá no había conocido aún a Jesús, o yo no había conocido a Jesús, a mí se me enseñó que debía respetar la autoridad. Y después de que el Señor me salvó, tú ves eso en su palabra. Mi papá no lo ataba a la escritura, pero era una buena lección. Y lo empecé a ver en la palabra de Dios, y empecé a ver cómo Dios diseña, diseñó las estructuras de autoridad y cuán importante esto era. Una de las cosas que caracteriza una generación desviada, una cultura que se está desviando en la depravidad, no hay respeto por la autoridad. muchas veces se describe como una generación rebelde. Estamos enseñándole a las personas a respetar las autoridades que Dios ha puesto sobre ellos, gobierno, iglesia, respetar la autoridad en el hogar, representado en el trabajo. Esto es parte de vivir una vida piadosa, respetar la autoridad. Por supuesto que hay limitantes a la autoridad. Nunca vamos a someternos a la autoridad de un hombre desafiando a Dios. Pero Dios, que tiene toda autoridad, nos enseña que respetemos la autoridad. ¿Recuerdan el hombre del centurión romano que le dijo al Señor Jesús, no tienes que ir a mi hogar, solo di la palabra y mis siervos se sanarán? Y Jesús se maravilló de su fe porque el hombre dijo que él estaba bajo autoridad y con autoridad. Le dice a una persona y lo hacen, y le dice a otro que haga algo y lo hacen. Él tenía un entendimiento de autoridad que le permitió que su fe floreciera. ¿Ves tú únicamente a las personas o tú ves al Señor? ¿Reconoces que Él está obrando a través de las personas? Sí, están caídas algunas redimidas, algunas no redimidas, y sin embargo, el Señor obra a través de las estructuras de autoridad que Él ha puesto en este mundo. Debemos también enseñarle a las personas a ejercitar autoridad con reverencia a Dios. Quiero repetirlo. Vamos a rendir cuenta de cómo usamos la autoridad que Dios nos ha dado. Dios te ha dado alguna autoridad, ¿cómo la estás usando? Y la estás usando con esto en mente. Un día tú vas a estar delante de tu Dios y de tu Salvador, y vas a rendir cuenta de cómo tú usaste la autoridad. Eso cambiará tu perspectiva de cómo usar la autoridad. Si tú vives tu vida en el temor del Señor, si tú recuerdas que eres alguien que siempre debes estar sometido a la autoridad porque siempre estás bajo autoridad, no importa la organización en la que tú estés involucrado, aún si estás en el punto más alto de la organización con la mayor autoridad, tú entiendes que aún ahí tú estás bajo la autoridad de Dios. Esto es lo que ves cuando la Biblia habla de los amos que tenían estado, se les recordaba que tenían un amo en los cielos. En la cultura, la ideología es, tú tienes autoridad sobre todos tus esclavos. Pero en esa cultura sí lo veían, pero la Biblia les recuerda que tenían un amo en los cielos y que iban a rendir cuentas a él. Así que la humildad debe caracterizar a cualquier persona que va a usar la autoridad piadosamente. Me duele a mí ver una generación de hombres, jóvenes, que no entienden cómo liderar a una esposa bien. Que la autoridad para ellos es algo duro, es algo que demanda, es algo que es egoísta. El uso piadoso de la autoridad no es sírveme a mí, es cómo yo te puedo servir a ti. Está dada la autoridad para edificación, no para destruir. Quiero que cambies tu perspectiva, que tú sepas que la autoridad que Dios te ha dado es para invertir en alguien más, para edificar a alguien más, para hacer su vida mejor para la causa de Cristo. ¿Cómo puedo yo hacer eso? vemos la autoridad como una mayordomía. Así que nuestro Señor da autoridad, y uno de los principios clave en el discipulado de la iglesia local es que debemos enseñarle a las personas un punto de vista correcto de la oración, eso no es negociable, y sin embargo, tomar acción sobre las cosas que estoy orando. Autoridad, Dios nos da lo que necesitamos para hacer lo que Él nos ha llamado a hacer, y sin embargo, ejercitamos esa autoridad siempre bajo autoridad, con reverencia, y dentro de las limitaciones que la Escritura pone sobre esa autoridad, de tal manera que nuestra perspectiva es bíblica y piadosa, y honra a Cristo y bendice a otras personas. Lo tercero que quiero que vean en estos hombres son las asociaciones que acompañan al ministerio pastoral. Acción que acompaña la oración, la autoridad que acompaña el propósito y luego las asociaciones que acompañan al ministerio pastoral. Después de que Mateo habla de la comisión de estos doce hombres, nos da sus nombres, versículo dos. Los nombres de los doce apóstoles son estos, primero Simón, llamado Pedro, y Andrés, su hermano, Jacobo, hijo de Zebedeo, y Juan, su hermano, Felipe, Bartolomé, Tomás, Mateo, el publicano, Jacobo, hijo de Alfeo, Lebeo, por sobrenombre de Tadeo, Simón, el cananista, y Judas Iscariote, el que también le entregó. Marcos nos dice que cuando el Señor los manda, los manda en parejas. Marcos 6-7 después llamó a los doce y comenzó a enviarlos de dos en dos y les dio autoridad sobre los espíritus inmundos. Quiero que reconozcamos es que nuestro Señor entrenó a sus hombres de tal manera que ellos tenían que aprender que no sólo iban a tener una relación con Él, con el Señor Jesús, sino que tenían una relación unos con otros. Él es... Estos son verdaderos hombres con nombres reales y con diferentes trasfondos de vida. Algunos ya estaban relacionados con otros, Todos están relacionados unos a otros por el Señor Jesús, y mientras sirven a Jesús, van a tener que aprender a servir unos con otros. No los envía solos, sino que de par en par. Y algo que ves consistentemente en los evangelios es que mientras Cristo les enseña a estos hombres en cómo deben pensar acerca de Él y cómo deben pensar acerca de Dios y del mundo, les enseña a pensar en la relación que deben tener entre ellos. la relación que deben tener con otros creyentes. Por ejemplo, les enseñó a estos hombres que no debían competir unos con otros, pero servir unos a otros. Marcos 9.33, si llegó a Capernaum y cuando estuvo en casa les preguntó, ¿qué disputabas entre vosotros en el camino? No me puedo imaginar cómo se sintieron. ¿De qué estaban hablando? Más ellos callaron, porque en el camino habían disputado entre sí quién había de ser el mayor. Entonces él se sentó y llamó a los doce y les dijo, si alguno quiere ser el primero, será el postrero de todos y el servidor de todos. No debían competir unos con otros, sino servirse unos a otros. Juan 13, 12, Así que después que les hubo lavado los pies, tomó su manto, volvió a la mesa y les dijo, ¿Sabéis lo que os he hecho? Vosotros me llamáis Maestro y Señor, y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros. Porque ejemplo os he dado para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis. De cierto es cierto os digo, el siervo no es mayor que su señor, ni el enviado es mayor que el que le envió. Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las hicierais. No es suficiente saberlo. Eres bendecido si lo haces. Es fácil pensar en ser siervo que servir. Si tú sabes de qué estoy hablando, hombres entonces van a ser bendecidos si lo practican. Servíos unos a otros. Y les enseñó también que este servicio era un servicio amoroso. No debían servirse unos a otros únicamente, sino amarse unos a otros. Juan 13, 34, un mandamiento nuevo os doy, que os améis unos a otros, como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuvierais amor los unos con los otros. Nuestro Señor, enviando a estos hombres, y al enviarlos y los entrena por tres años, encontramos este patrón de enseñanza de cómo se deben relacionar unos a otros. No compitan, sírvanse. Amense unos a otros. Y de esta manera, las personas sabrán que me pertenecen. Este es el ministerio sirviendo a Cristo juntos. Este es el gozo que tenemos, el privilegio que tenemos de servir a Cristo juntos. El ministerio es una hermandad. Servimos a Cristo con nuestros hermanos. El ministerio es una comunión de esclavos. Yo soy un esclavo de Cristo. Tú eres un esclavo de Cristo. Somos todos esclavos de Cristo sirviéndole. El ministerio es una obra de equipo. Dios nos ha dado un don espiritual y ninguno de nuestros dones son exactamente iguales. Todos pertenecemos al cuerpo y operamos en el cuerpo de manera diferente, pero todos somos necesarios hasta que el Señor nos remueve y alguien más ocupa nuestro lugar. Pero no puedes decir que porque no eres una mano, o porque soy un pie, no tengo uso. El cuerpo está hecho de todos sus miembros y cada uno es necesario. Eso es lo que es el ministerio, es el funcionamiento del cuerpo de Cristo, usando esa analogía. Todos somos miembros del cuerpo y al funcionar juntos, la obra se realiza. Así que podemos decir que el ministerio es la convergencia de una variedad de dones espirituales. Todos estos dones con toda su variedad funcionando juntos para la gloria de Dios, para la edificación del cuerpo de Cristo. Ese es el ministerio. Y este Señor llama a estos hombres y les va a enseñar. No estás compitiendo unos con otros. Están sirviéndose unos a otros, juntos, y están amándose unos a otros. Así es como se debe ver el ministerio. ¿Qué tipo de hombres son estos que Dios escogió, que el Señor Jesús escogió a estos doce? Son hombres comunes. La próxima semana vamos a hablar más en detalle de los nombres. Pero hay una cosa que quiero notar esta noche. Es que estos hombres eran comunes. Y eso no es algo que debemos pasar por alto. Cristo los reunió para la misión más importante que el hombre iba a ver. Van a ser el fundamento de su iglesia. Y escogió hombres comunes, pescadores, recolectores de impuestos, hombres que otras personas los veían y no estaban impresionados por ellos. Hechos 4.13. La muchedumbre están escuchando a los apóstoles hablar. La Biblia dice, entonces viendo el denuevo de Pedro y de Juan y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban y le reconocían que habían estado con Jesús. Eso no ha cambiado. El Señor sigue usando mayoritariamente personas comunes. 1 Corintios 1.26 Pues mirad, hermano, vuestra vocación, que no sois muchos sabios, según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles, sino que lo necio del mundo escogió Dios para avergonzar a los sabios, y lo débil del mundo escogió Dios para avergonzar a los fuertes, y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es para deshacer lo que es. ¿Por qué es que Dios ha escogido obrar de esa manera? Para que nadie se jacte en su presencia. Dios usa personas como nosotros para que nadie dude quién hace la obra. Dios usa personas como nosotros para que al ver la obra maravillosa que Él ha hecho, sepamos de dónde ha venido el poder. Hombres comunes, hombres creciendo, hombres que eran fácil de reconocer, que no estaban completamente entrenados, no eran perfectos, pero estaban hechos de lo que se necesitaba. El Señor los conocía. Escogió a hombres que podían argumentar unos con otros de que estaban discutiendo en el camino y ellos callan. Una autocondenación en ese silencio. Ese es el tipo de hombres que escogió. Quienes a veces se equivocaban en lo que decían. Señor, debemos llamar fuego del cielo que consuma a estas personas que acaban de tratarte mal. Ese tipo de persona es a quien Jesús hizo uno de sus apóstoles. Personas que a veces lo decepcionaban con su incredulidad y lo lento de su aprendizaje. Jesús dijo, ¿cuánto tiempo he de estar con vosotros, hombres de poca fe? Escogió hombres que actuaron sin pensar muchas veces. Pedro, apasionado, corta la oreja de Malco. ¿Y Jesús sana a este hombre mientras está siendo arrestado? ¿Pedro no estaba actuando conforme a cómo Jesús actuaría? En un momento podía decir algo sumamente perceptivo, Pedro, y en otro momento decir algo muy tonto. Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, dijo Pedro, maravillosamente. Y luego le dicen, pero no vas a ir a la cruz. Y Jesús le dice, apártate de mí, Satanás. Pedro, la sangre y la carne no te han revelado esto. Perceptivamente, espiritualmente, le dice a Pedro lo que ha dicho acerca de Jesús el Cristo y luego le dice, apárate de mí Satanás. Esto debería motivarnos. Si tú conoces a Jesucristo genuinamente, si tú eres su discípulo, tú sabes cuánto más te hace falta, cuánto crecimiento te hace falta. Y el Señor hace uso de personas como tú y como yo. Estos son hombres comunes. Estos son hombres asociados. asociados no solo por el hecho de que son comunes, sino que algunos de estos hombres estaban asociados unos a otros antes de ser llamados como apóstoles, asociaciones naturales. ¿Pedro y Andrés eran hermanos? ¿Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, eran hermanos? Pensemos en esto, el privilegio que tuvieron estos hermanos de servir juntos como discípulos de Cristo, apóstoles, en la iglesia del Señor. La mayoría de los discípulos eran de Galilea. ¿Acaso no son todos galileos? Leemos en una parte del libro de Hechos. El Señor escoge a los hombres de una región que no tenía mucha, muy buena reputación o muy impresionante. Algunos estaban asociados de esta manera, pero todos después de su llamado iban a estar asociados unos a otros como discípulos de Jesús. Lo que el Señor está haciendo en Mateo 10 está preparándolos para lo que van a compartir juntos como sus seguidores. Versículo 16 en Mateo 10. He aquí yo os envío como a ovejas en medio del lobo, sed pues prudentes como serpientes y sencillos como palomas. Y guardaos de los hombres, porque os entregarán a los concilios, y en sus sinagogas os azotarán. Y aun ante gobernadores y reyes seréis llevados por causa de mí, para testimonio de ellos y a los gentiles. Mas cuando os entreguen, no os preocupéis por cómo o qué hablaréis, porque en aquella hora os será dado lo que habéis de hablar, porque no sois vosotros los que habláis, sino el espíritu de vuestro padre que hable en vosotros. El hermano entregará la muerte a hermano, y el padre al hijo, y los hijos se levantarán contra los padres y los harán morir, y seréis aburrecidos de todos por causa de mi nombre. Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo. Cuando os persigan en esta ciudad, huid de la otra. Porque es cierto, os digo que no acabaréis de recorrer todas las ciudades de Israel antes que venga el Hijo del Hombre. El discípulo no es más que su maestro, ni el siervo más que su señor. Bástele al discípulo ser como su maestro y al siervo como su señor. Si al padre de familia llamaron Beelzebú, ¿cuánto más a los de su casa? Así que no los temáis, porque nada he encubierto que no haya ser manifestado, ni oculto que no haya de saberse. Van a compartir como trataron a Jesús, así los iba a tratar a ellos, y lo van a sufrir juntos, como sus discípulos, todos iban a estar asociados. Y mucho de lo que Jesús habla en este capítulo 10 ocurre después de su ascensión. Lo mismo es cierto para nosotros. Todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús sufrirán persecución. Nosotros, como los discípulos de Jesús, sufrimos juntos. Todos asociados por la escogitación soberana de Dios, aun aquel que no pertenece realmente al grupo, no estaba ahí por accidente, sino que estaba ahí porque Dios lo escogió para cumplir la escritura. Jesús le dijo que él había escogido a los doce y que uno de ellos era el diablo. Estaba hablando de Judas, porque él lo iba a traicionar. En otra ocasión le dijo a sus discípulos, ustedes no me escogieron a mí, sino que yo los escogía a ustedes. Describe que iban a salir y dar fruto. Esto es lo que el Señor había ordenado. hombres comunes, hombres asociados, algunos asociados naturalmente, todos asociados sobrenaturalmente como discípulos de Jesús. todos asociados por el designio soberano de Dios. William Henriksen comentó, no debemos dejar de estar impresionados con la majestuosidad del Salvador, cuyo poder, sabiduría incomparable e increíble amor eran tan increíbles que Él fue capaz de reunir alrededor de Él, en una familia, hombres de temperamentos y trasfondos tan diferentes y a veces opuestos. Incluidos en esta pequeña banda estaba Pedro el optimista, pero también Tomás el pesimista. Simón, el que fue un tiempo celote aborreciendo los impuestos romanos, pero también Mateo, que voluntariamente había ofrecido sus servicios para recolectar impuestos para el gobierno romano. Pedro, Juan, Mateo, destinados a reconocer reconocidos por sus escritos, pero también otros que eran más oscuros, pero que cumplieron la misión. El Señor los escogió, los unió en su nombre y los iba a usar para su gloria. Asociaciones. en el misterio pastoral. Esto es lo que estamos aprendiendo aún. Cómo amarnos unos a otros, cómo servir unos a otros, a pesar de nuestras diferencias, diferencias de temperamento, de personalidad, de trasfondo. Cómo amarnos unos a otros y cómo servirnos unos a otros. Estos son hombres organizados. Hombres organizados. Es interesante estudiar estas listas de los apóstoles Hay algo común a esas listas. Hay un patrón, claro. D. A. Carson dice muchas cosas significativas podemos ver al comparar estas listas. Mateo 10, en Marcos, Lucas 6, Hechos 1. Carson dice, Pedro siempre es el primero en la lista. Judas Iscariote siempre es el último. Mateo usa la palabra primero en conexión con Pedro. Versículo 2. Primero Simón. Carson dice esto. La palabra no puede querer decir que fue el primer convertido. Andres o quizás Juan lo fue, y probablemente no solo quiere decir que es el primero en la lista, que sería un comentario bastante superfluo. Es probable que quiere decir el primero entre iguales. Carson dice, los primeros cuatro nombres de las cuatro listas son de dos pares de hermanos cuyo llamado se menciona primero. Mateo 4, versículos 18 al 22. En cada lista hay tres grupos de cuatro. Cada grupo está encabezado por Pedro, Felipe y Jacobo. Pero el orden varía, aún de Lucas a Hechos, excepto que Judas siempre es el último. Esto sugiere que los dos estaban divididos organizacionalmente entre grupos más pequeños. Yo creo que tú ves en el Nuevo Testamento un liderazgo que involucra pluralidad, pero una estructura funcional. Y eso es bueno para el ministerio. Pero esto es algo que una cultura egalitaria quiere rehusar. La idea de que las personas pueden tener valor y dignidad igual, pero por el diseño de Dios, no tener la misma prominencia o la equivalencia funcional. Así que la utilidad de la cooperación y servirnos unos a otros, amándonos unos a otros, no quiere decir que no hay una distinción organizacional. Podemos tener las dos cosas al mismo tiempo. Y eso honra al Señor. Acción que acompaña a la oración. Autoridad que acompaña al propósito. Asociaciones que acompaña al ministerio pastoral. Debemos aprender a servir juntos. Y por último, las asignaturas que acompañan a la preparación. Voy a mencionarlo nada más. Versículo 5. A estos dos se envió Jesús. Este no es la última vez que los enviará el Señor Jesús. Esta es una experiencia temprana del ministerio. Y eso es parte de entrenar discípulos. Enseñándoles la importancia de la oración y de actuar sobre esa oración. Enseñándoles que Dios suplirá todo lo que necesitan para llevar a cabo la obra y servirse unos a otros. El privilegio que es servirse unos a otros y servir a Cristo. Tú les das entonces la oportunidad de hacer la obra del ministerio de una manera que hay supervisión y rendición de cuentas. Y ellos van a estar mejor preparados para lo que van a hacer en el futuro. Esto es un discipulado fiel. Así que quiero preguntarles para terminar. ¿Conoces tú tanto la dependencia como la prontitud para actuar? ¿Eres tú alguien entregado a la oración? ¿Es la oración como respirar para ti? ¿Estás tú regularmente recordándote lo que tengas que hacer en la vida, que sin el Señor no puedes hacer nada? Así que tú oras y oras y oras, y sin embargo, tú estás dispuesto a actuar al mismo tiempo. listo para actuar como respuesta a la oración, siendo obediente a lo que el Señor te revela en la Escritura. Estás tú listo aún mientras dependes del Señor. ¿Tienes tú la confianza de que el Señor te ha llamado a hacer algo y que Él no te dará una asignatura sin darte lo necesario para cumplirlo? No una confianza en ti mismo, sino una confianza en Dios. Traté de motivar a Jacob. Yo sé que esto es algo abrumante, hacerlo, y tratar de seguir los pasos de Josh Philpott. Pero le dije esta mañana, Jacob, tú no puedes hacer lo mejor que lo mejor que puedes hacer para el Señor. Deja que el Señor obre. Y yo sé que él lo sabía, pero quería motivarlo con ese pensamiento. no podemos actuar mejor que la mejor habilidad que el Señor nos ha dado. Y el Señor usará eso y podemos descansar en ello. Y eso es cierto con todo lo que el Señor nos ha llamado a hacer. Sabes que Él suplirá todo lo que necesitas para cumplir lo que Dios te ha llamado a hacer. Hay una confianza en ello. ¿Amas y aprecias a las personas con las que sirves en la iglesia? ¿Entiendes que tienen diferentes dones y asignaturas? Hay organización funcional, pero todos somos necesarios. Así que aprendes una apreciación y admiración y amor por las personas con los que tú trabajas. En la obra del ministerio tuvimos un ejemplo esta mañana. Tuvimos una necesidad. Y algunos de los pastores tuvieron que ir y llenar esa necesidad. Y yo lleno otra necesidad al mismo tiempo que ellos llenan una. Todos necesarios para lo que este cuerpo necesita en ese momento. Diferentes asignaturas, diferentes dones, todos necesarios. Así que tú amas y aprecias a las personas con las que sirves. No estás compitiendo con ellos, sino que te regocijas con ellos. Has aprendido tú esto. Conoces tú la humildad que te permite estar preparado. Puedes tener una asignatura antes de tener otra asignatura mayor, pero tienes tú la humildad para dejar que alguien te entrene, que alguien te coloque en el ministerio y te supervise y te diga, esto es algo que debes cambiar. Esta es un área en la que debes crecer. Cuando tú dejas de aprender, ya no estás calificado para enseñar. Cuando tú sientes que ya has dejado de aprender, tú has dejado tu rol efectivo de hacer discípulos, porque no hay nadie que esté escuchándome que ya haya terminado de aprender. Personas comunes que fallamos, pero tenemos un pastor perfecto, el Señor Jesucristo. y Él nos enseña y nos entrena y nos usa a pesar de nuestras debilidades. y en ese camino nos está conformando a su propia imagen. Y yo no puedo pensar en algo más bendecido que eso. No puedo pensar en algo que sea un privilegio mayor que esto, que ser usado por aquel que me amó a pesar de mí mismo y me está entrenando y me está usando mientras yo lo amo y mientras yo le sigo. Si tú te regocijas en esto, díame. Gracias, Señor, por hacer uso de nosotros. Oremos, Padre Celestial, gracias que tú usas vasijas de barro para tu gloria, para tu honra, para tu obra en este mundo. Señor, ayúdanos a aprender la lección que hemos aprendido este día. Céllalo en nuestros corazones de tal manera que seamos cambiados. Señor, perdónanos por los tiempos en que pensamos que podemos tomar tu palabra y hacerlo una expresión de nuestros sistemas pequeños. Personas que hemos determinado entrenar a otros en lugar de reconocer que es una relación con el Dios vivo. y que estamos en este camino juntos, en una amistad espiritual, vida con vida, haciendo una contribución, y juntos, obrando en la obra del ministerio, hasta que seamos conformados a la imagen de tu Hijo Jesucristo. Señor, continúa bendiciendo esta congregación. Gracias porque Daniel nos lideró en alabanza. Continúa bendiciendo la obra en Keity, y en todas maneras, obra. que de tal manera que el Hijo de Dios sea exaltado y el Evangelio avance y que la gloria de Dios sea preeminente. Hombres y mujeres viniendo a la fe en Jesús y esos discípulos son enseñados que lo que tú quieres que les enseñemos y que en todo momento sepamos que estamos delante de tu presencia y obrando por tu poder porque tú estás con nosotros aún hasta el fin del mundo. Gracias por este llamado. Gracias por este privilegio. En el nombre de Jesús. Amén.
Lecciones de discipulado Parte 2
Serie Spanish Translation
La autoridad esta dada para edificar a alguien mas , siempre para la gloria de Cristo y algun dia rendiremos cuenta de que manera hemos utilizado nuestra autoridad.
Predigt-ID | 626221749263690 |
Dauer | 54:55 |
Datum | |
Kategorie | Sonntag Abend |
Bibeltext | Matthäus 10,1-5 |
Sprache | Spanisch |
Unterlagen
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